(En la foto aparece José Ramón Fernández, entonces vicepresidente del Consejo de Ministros, que al igual de otros dirigentes junto con los jóvenes corresponsales que asumirían la nueva misión)
En circunstancias económicas no favorables, pero ante el recrudecimiento de la campaña mediática contra la Revolución, en 1984 nació el sistema de telecentros en Cuba, respuesta necesaria para extender la difusión de esfuerzos y logros del país en sus más apartados rincones.
Rememoro el hecho ante una foto en la que aparecen los periodistas iniciadores de las corresponsalías provinciales, los que pasaban al Noticiero de Televisión sus grabaciones y formaron la base profesional para el nuevo empeño.
Se comenzó a trabajar con video tape, una tecnología comprada cuando el país exprimió las poquitas finanzas de divisas que tenía, ante la creciente agresividad del enemigo histórico, que se expresaba también en la proliferación de epidemias, con altos costos en vidas humanas (dengue hemorrágico) y en la economía (plagas en la caña, otros productos agrícolas, avicultura y ganadería).
En medio de aquella guerra biológica contra Cuba se hizo necesaria, además, fortalecer la comunicación social, demostrar la resistencia del pueblo y sus inventivas; enfrentar el bloqueo con la verdad ante un bombardeo de mentiras transmitidas para el mundo con nuevos y potentes medios audiovisuales revestidos a su manera.
Era absolutamente necesario fortalecer un noticiero que aún no lograba ser nacional, a pesar de los muchos esfuerzos, para poder proyectar la imagen de Cuba, porque, a pesar de todo, había resultados económicos y sociales en todas las provincias.
En aquellas circunstancias se presentó y fue aprobado un proyecto para la compra de equipos de menos costo, exigiendo más calidad de los profesionales. El presupuesto incluía cámara con su grabadora, luces, trípode, local adecuado de trabajo, para extender su duración, y de ser posible un transporte.
Recuerdo que el vehículo soviético era un “todo terreno”, tan hermético que congelaba en invierno y en verano su parte trasera parecía un hornito. Los soviéticos le llamaban tanque y desafiaban los peores caminos, vientos.
Fueron puestos en marcha, poco después, los telecentros de Villa Clara y Camagüey, que se sumaban a los existentes en Santiago de Cuba y Holguín. Con ese paso se agilizaba la trasmisión de las noticias.
Ese fue el embrión de la televisión provincial, que con el paso del tiempo se fortalecerían con corresponsalías en los municipios: era un sistema vinculado con la vida y desarrollo de la localidad.
Era un sueño que parecía irrealizable hasta hace cuatro décadas
El término Telecentro en Cuba se refiere a centros de televisión que transmiten regularmente una programación propia que refleja los intereses culturales, económicos, políticos, sociales y la vida de los pobladores del territorio donde se encuentran ubicados.