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La Victoria de Girón, un punto de inflexión

La Victoria de Girón, un punto de inflexión
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La aplastante victoria del pueblo cubano y de su Revolución Socialista, “de los humildes, por los humildes y para los humildes”, el 19 de abril de 1961, -aproximándose al centenario, -no fue solo la “primera gran derrota militar del imperialismo norteamericano en América Latina”, sino que a ella le acompañaron otros hechos de importante significación cuya vigencia e influencia se extienden hasta hoy. 

Uno de ellos, sin dudas, fue que marcó un punto de inflexión y de viraje irreversible en los destinos de América Latina y el Caribe; punto de partida para “la segunda independencia” que estaba aún pendiente, tal como Bolívar y Martí habían advertido.

El primero de enero de 1959, triunfo de la Revolución Cubana, es el telón de fondo de este acontecimiento que no es solo militar y que hunde sus raíces en la historia universal, no obstante haber tenido lugar en un país relativamente pequeño, con poca población y recursos, pero cuya trayectoria de patriotismo y combate, así como su estratégica posición geográfica en el centro mismo del hemisferio occidental la hizo objeto de la ambición de al menos tres potencias imperiales.

Fue la última joya de la corona colonial española y la primera en desgajarse del yugo imperial yanqui; fue el escenario, -según Lenin, – de la primera guerra imperialista que se recoge en la historia contemporánea; fue la primera en proclamar la Revolución Socialista en el corazón del llamado Nuevo Mundo.

De ahí la importancia histórico universal de la Victoria de Girón para todos los pueblos del mundo, y especialmente para todos los de América Latina y el Caribe que, como afirmara Fidel Castro, “después de Girón, todos fueron un poco más libres…”

Con razón diría el líder máximo y conductor eterno de aquella hazaña del pueblo trabajador: “lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba…”

Para añadir a continuación: “eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices y que hayamos hecho una Revolución Socialista en las propias narices de los Estados Unidos…”

Si observamos el panorama latinoamericano y caribeño de estos días y lo comparamos con abril del 61, cuando aún la podrida y desprestigiada OEA campeaba por sus respetos junto a los cómplices del imperialismo, confirmamos con razón que la Victoria de Girón inspiró e influyó decisivamente a los pueblos y sus vanguardias más esclarecidas ideológicamente y más audaces, en cualquier terreno.

Que la lucha por la independencia, la soberanía plena, la justicia social y la dignidad se reinició en nuevas condiciones históricas y ante nuevas realidades, pero con el mismo ímpetu y semejantes principios. Que la sangre derramada en Girón no fue en vano y que ella abona generosa los caminos de la liberación latinoamericana.

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