Revista Visión
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2da Temporada/Mayo 2025

La frecuencia reiterada de fuegos y “accidentes”, una necesaria alerta

La frecuencia reiterada de fuegos y “accidentes”, una necesaria alerta
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El fin de “semana caliente” de mediados de abril con incendios en la cervecería del municipio habanero Cotorro y en la subestación eléctrica de Tallapiedra, también en la capital, en mi opinión no necesariamente puede ser resultado de la casualidad. La casualidad en política no existe y requiere explicación al público.

Quiero llamar la atención, y no quedarme callado ni dejar de lado algo que considero afecta nuestra Seguridad Nacional. Y es que desde hace algún tiempo se reproducen en diversas variantes hechos “accidentales” que considero más allá de lo normal. Las autoridades plantean que se van a investigar las causas, sin mayor información posterior al respecto.

Desde la explosión ocurrida en el hotel Saratoga, en La Habana, hasta la fecha, hay una frecuencia recurrente de posibles sabotajes en distintas provincias del país, los cuales se deben tomar muy en consideración por las autoridades correspondientes para reforzar las medidas públicas propias de un estado de guerra y de excepción vividos durante los 66 años de Revolución.

Supongo que medidas de enfrentamiento tanto de la Seguridad del Estado como masivas de todo el pueblo deben estar siendo tomadas en silencio, pero requieren de una expresión ampliamente pública dadas las circunstancias en que nos encontramos en la actualidad.

Lo que nosotros no planteamos públicamente lo hacen las redes sociales al servicio de nuestros enemigos con una óptica dirigida a confundir, crear estados de opinión, inventar sucesos contra puntos clave de la economía y la sociedad, que luego deben ser desmentidas a toda prisa por el gobierno cubano.

En este sentido, pienso que con el silencio de esas investigaciones en definitiva no se aporta nada positivo, porque la realidad está ahí y requiere un enfrentamiento masivo, tal y como lo hemos hecho siempre desde los inicios de nuestra Revolución.

Si los métodos de comunicación han cambiado, nosotros tenemos que ir dos pasos delante de nuestros enemigos. Ir a la ofensiva y no a la defensiva. Siempre con la verdad que será recibida con satisfacción por la ciudadanía, por dura que esta sea, pero que la mantiene informada y sin confusiones sobre los acontecimientos que se vienen sucediendo desde hace meses.

Muchas veces he repetido en mis artículos y crónicas que la Revolución que no se defiende pierde el derecho a la subsistencia.

Este es un asunto sobre el cual quiero insistir con fuerza desde mi confinamiento a causa de varias enfermedades crónicas, con las que convivo en mis actuales 86 años.

Así lo pienso y así lo digo, con mis respetos hacia opiniones diferentes, y sin que nadie se moleste en particular, pues no es mi deseo a estas alturas de mis experiencias y las alertas necesarias que siempre he hecho sobre tantas situaciones parecidas a las actuales. 

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