1ra Edición

2da Temporada

EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING, UN PERIODISTA PARA TODOS LOS TIEMPOS (I)

EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING, UN PERIODISTA PARA TODOS LOS TIEMPOS (I)

Autor de unos treinta libros sobre historia de Cuba, y biógrafo de grandes personalidades, Gerardo Castellanos García pautó de esta manera los inicios en el periodismo de Emilio Roig de Leuchsenring: “Parece ser el primero que en su familia se dedicara al cultivo de las letras. Estudiaba todavía el bachillerato cuando, el 28 de noviembre de 1905, en el Diario de la Marina, apareció su primer artículo intitulado “Impresiones de viaje”, firmado con el seudónimo de Hermann”.

Tras aquella primera colaboración    anónima (por ser menor de edad) vinieron otras en ese medio y en otros. Por eso, al graduarse en 1917 de Doctor en Derecho Civil en la Universidad de La Habana, él ya tiene una abultada agenda de servicios en el periodismo en general y en el género costumbrista, en particular, atesora —además— un galardón.

Fue en 1938 cuando Castellanos García pronunció el discurso de contestación a nombre de la Academia de la Historia, durante la sesión solemne de su ingreso, el 29 de diciembre de 1921. Diecisiete años después, con el libro Martí en España, fue investido y proclamado Académico de número, tomando así posesión del sillón L, que ocupara Alfredo Aguayo puertorriqueño de nacimiento, fundador en 1910 de la Corporación.

Considerado por muchos el biógrafo de Roig, Castellanos García recuerda que en momentos del joven Emilio terminar el bachillerato y comenzar en el ejercicio de las letras, las condiciones políticas imperantes en la sociedad cubana y habanera (“ya habíamos sufrido la primera sacudida civil y advenir caciques bufos y politicastros de escarnio”), lo llevaron a que se decidiera por el costumbrismo, animado, además, por el premio recibido en 1912.

“Este género, con atisbos humorísticos y satíricos, será el preferido de Roig, que cultivará sin interrupción y con delectación; va a ser su preocupación durante más de un cuarto de siglo. Sus mejores observaciones, lo más cálido suyo, estará en los estudios que publique en esta rama. En ellos va a vaciar con soltura, amenidad y agudeza lo más apreciable de su repertorio. Nada se le escapará, desde lo que se hacía en palacios de rumbosos escudos y estirpes linajudas, hasta el solar pintoresco y revuelto”.

Es interesante constatar cómo Castellanos presume ver en esta dedicación al género costumbrista, los antecedentes del futuro historiador. 

“Con la pintura de costumbres, usos y hábitos de nuestros antepasados y contemporáneos, va tejiendo una especie de ribete a la vera de la historia”. Porque si un fin ideal de la Historia sería el de reconstruir, en la serie de los tiempos, la vida integral de la humanidad, indudablemente que todo costumbrista—y Roig lo es de pura cepa—es un cooperador, historiador social, porque sus observaciones en torno del modo de actuar, vestir y vivir de los hombres que van a figurar en los grandes hechos, son más que útiles para acertar en los secretos de un suceso. El costumbrista con su lupa de analizar minuciosidades debe ir dando ambiente a los cuadros del historiador”.

Fernando Ortiz sobre Roig de Leuchsenring

Parecidos a la anterior reflexión están los criterios publicados en el año1938 en la revista Ultra por el sabio cubano Don Fernando Ortiz al exaltar las habilidades de Emilio Roig de Leuchsenring como escritor de artículos de costumbres sin que por eso menoscabe su condición de historiador. 

“Emilio Roig es historiador hasta de profesión, caso extraño entre nosotros. Cobra por escribir historia y vive de tal trabajo, contrastando con aquellos historiadores oficiales de pingües sinecuras, que aquí pasaron a la historia por mal hacerla que por escribirla. Además, Emilio Roig es nuestro actual costumbrista máximo, continuando y mejorando la secular tradición criolla de los Betancourt y los Gelabert. Como expositor de costumbres nuestro Curioso parlanchín no deja de ser historiador: historiador de la pasante vida del día, historiador de las minucias, de las vulgaridades y de las reconditeces de nuestras gentes, y de esas cosas que por recónditas, vulgares y menudas se tienen por insignificantes aun cuando sean tan expresivas y trascendentes como las resonantes peripecias y personales altisonancias a que suele reducirse la historia al uso, harto falseada por apologéticos y románticos.

“Por buen historiador y buen costumbrista, Emilio Roig es también buen maldiciente ¿Qué historia sin una detracción crítica, qué costumbre sin contras acedo, qué vida sin una mueca de inconformidad? ¿Habéis leído aquel interesante artículo de un costumbrista cubano del siglo XIX titulado Una que me conoció chiquito? Leedlo y comprenderéis por qué este historiador cubano de autoridad tan bien ganada, el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, ha perdido entre nosotros sus apellidos de rango-rango para ser antonomásticamente Emilito“.

Más cercana a nuestros días, la doctora Carmen Almodóvar Muñoz,  en su trabajo “Emilio Roig, un costumbrista que aún vive entre nosotros” sostiene la pertinencia y actualidad de los temas abordados por Roig, a quien califica como “uno de los intelectuales que con mejor ´ojo clínico´  ha estudiado la personalidad del cubano”  a la vez que resalta la forma en que se aproxima al temperamento de sus conciudadanos, a su cotidianidad, a su forma de confrontar hechos e ideas, tanto en el seno de la familia en la casa como en la vida pública. 

En su opinión, Roig lo hace con desenfado, sin esfuerzo alguno, apoyándose en “un fino sentido del humor y en una ironía digna de aplausos” 

Entre los muy novedosos tipos sociales concebidos por Roig está el personaje del marido engañado en el artículo El caballero que ha perdido su señora, elevado a un rango superior de ser humano, que, al compararlo con una rara y audaz obra artística, por falta de preparación de sus contemporáneos, no la entienden, pero deben admitir que posee arte y grandeza.

Tampoco es posible obviar que a esta altura de su paso de la primera juventud a la madurez que marcan los 30, ya era asiduo escritor de ensayos, artículos de interés histórico, jurídico y literario; impresiones de viajes, reseñas de libros… 

La prensa de su época 

Entre otras publicaciones en las que colabora de forma periódica están Diario de la Marina, Revista de Derecho, El Tiempo (boletín semanal de la revista habanera Cuba y América), Revista Jurídica, La Última Hora, El Fígaro, El Teatro…

Asimismo, comienza su quehacer en el primero de los tres proyectos editoriales (Grafico, Social y Carteles), cuyo paso inicial fue la fundación de la Compañía Editora Gráfico, liderada por los hermanos Massaguer. Es indudable que esta tríada de publicaciones, junto a otras coincidentes en el tiempo, y sus iniciadores, modelan un importante momento en la cultura histórica de la Isla. 

En 1913 surgió Gráfico, la revista semanal ilustrada de información mundial. Entonces Cuba transita ya por su tercer presidente que, como su antecesor, el liberal Gómez, también es general del Ejército Libertador: el conservador Mario García Menocal Deop (1913-1921).  

Además de tener en cuenta la situación política imperante en el país, tampoco se puede obviar que Gráfico coincide al nacer con el mensuario Cuba Contemporánea (1913-1927), considerado por estudiosos como la expresión cabal de la primera generación de escritores del período republicano neocolonial. Emilio Roig de Leuchsenring figura entre sus redactores.  

Aunque pudiera haber otras aristas en el análisis, es atinado asomarse a las diferencias y similitudes entre ambas publicaciones señaladas por el investigador y escritor Jorge R. Bermúdez al referirse, asimismo, a la fuente de inspiración del fundador de Gráfico, Conrado W. Massaguer, cuya obra y vida ha estudiado con vehemencia.

“[Gráfico] obra en una perspectiva del hecho informativo que podría llamarse intermedia, es decir, sin la extensión y profundidad del intelectualismo implícito en Cuba Contemporánea, pero sin la inmediatez y superficialidad del diarismo dominante. A esta diferencia se sumará otra notable, que lo desmarcará aún más de Cuba Contemporánea y del resto de las publicaciones de su tipo existentes en el país: su evidente interés por un diseño gráfico más atractivo y contemporáneo, que se resumirá en un novedoso diseño de portada y de páginas, en las cuales predominará un amplio despliegue visual sobre la base de la fotografía, la ilustración y la caricatura. ¿La fuente? Massaguer no la oculta cuando habla de la imprenta ubicada en Cuba y Amargura, “donde me hacían bastante bien la revista tal como la concebí después de estudiar las neoyorquinas”.

(CONTINUARÁ…)