Revista Visión
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2da Temporada

Cuando se despegan los zapatos

Cuando se despegan los zapatos
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En mi vida había pasado una vergüenza tal como aquella tarde de septiembre en que fui a una cobertura en la sede de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en su sede de la calle Paseo.

Estaba casi en pleno la dirección de la FMC, con Vilma, tan calmada (no por ella menos enérgica y con voz alta cuando era necesario) para informar sobre un evento que tendría lugar en La Habana.

Andaba yo de estreno con unos zapatos recién comprados.

La conferencia de prensa transcurrió de manera normal y cuando me paro para salir a la calle a esperar un transporte de mi medio de prensa Pracatán, se me abrió la suela del zapato como una boca hambrienta. 

-¿Y ahora como salgo de aquí, dando brincos con este zapato nuevo y ya roto?, pensaba mientras buscaba mi ruta de escape.

A Vilma nada se le escapaba. Y me pregunta, ¨¿qué te pasa?. Tienes cara de angustia¨.

Le cuento y se vira para Alicia su secretaria y mano derecha, a quien de manera cariñosa le decíamos la segunda presidenta de la FMC; tal era su manejo, sus conocimientos, y su eficiencia en el trabajo.

–       Alicia, ¿por ahí no habrá un tubito de Kola Loca?. Y, por favor, sino hay, pregunta en la casa (la suya) que creo que tengo uno por allá.

Como a la delgada y agradable secretaria de Vilma nada la asombraba, la miró muy seria y le pregunta, 

–       ¿Qué le pasa?.

Y Vilma, 

–       ¨A mi no, pero a la compañera se le acaban de despegar los zapatos y  descalza no va a coger la calle¨.

No se de dónde sacó Alicia el tubito milagroso. Con mucha amabilidad agarró mi zapato y me dijo: ¨La estafaron..¨. Untó y unió las suelas y me aconsejó:

–       ¨Espere a que se seque.¨

Al ratico ya estaba en el portal de la FMC, con mi sandalia de estreno arreglada con Kola-Loca, con la convicción de que debían haber estado por meses en la tienda, al extremo de que ya se reventaban de imprevisto.

Lo único bueno de esta anécdota es que, una vez más, comprobé como eran entonces las relaciones entre la mayoría de los dirigentes de la Revolución y los periodistas. Por eso, y por otras similitudes, en ocasiones, la nostalgia escapa e invade el alma.  

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