COMUNICACIÓN SOCIAL EN CUBA: DATOS DE SU HISTORIA

“El Campo de la Comunicación en Cuba. Un recorrido preliminar” es un estudio publicado en ALCANCE Revista Cubana de Información y Comunicación, en 2009 por la Dra. Hilda Saladrigas Medina y el Lic. Dasniel Olivera Pérez, de la Facultad de Comunicación, Universidad de La Habana. Por su valor como recuento histórico, Visión reproduce algunos de sus fragmentos.

Entre los primeros centros vinculados a la materia…”se pueden citar la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling (1942, primera institución para la enseñanza del periodismo en Cuba), el Consejo Nacional de Periodistas, la Escuela Profesional de Periodismo de Oriente Mariano Corona Ferrer (1953), la Escuela Profesional de Periodismo y Artes Gráficas Severo García Pérez (Las Villas, 1953), la Escuela Profesional de Publicidad (1954), la Asociación Nacional de Publicitarios y Propagandistas (1955), la Asociación Cubana de Ejecutivos de Relaciones Públicas (1955), el Instituto Cubano de Opinión Pública y Psicología Aplicada, y la Organización Técnica Publicitaria Latinoamericana (1946 y 1947 respectivamente, ambos fundados por uno de los padres de los estudios de la comunicación en el país: Raúl Gutiérrez Serrano, así como las Agencias Publicitarias con sus respectivos equipos de estudio de mercado. Estas organizaciones agruparon a importantes trabajadores e investigadores del sector, quienes sostuvieron relaciones con instituciones homólogas en los EUA y otras naciones del continente.

“A partir de 1959 los nuevos imperativos del proceso revolucionario establecieron prioridades en función de la supervivencia del proyecto social que se proponía. Esto trajo consigo el cierre de los centros de formación y de investigación, así como de las asociaciones de los profesionales de la comunicación en el país.

“Al respecto coinciden varios investigadores (Rafael Rivera, Margarita Alonso, et al.) en señalar que el desarrollo lógico del campo de estudio se perdió, y de este modo se produjo un desfasaje teórico-metodológico tanto en el orden investigativo como en las prácticas docentes, aun cuando el Periodismo sí recibió una atención privilegiada y alcanzó la distinción de carrera universitaria en 1962 con la Reforma Universitaria.

A la permanencia de la tradición sociológica empírica (trasladada a las aulas universitarias y otros centros por investigadores como Raúl Gutiérrez y Aníbal Rodríguez), se unió la influencia en las Ciencias Sociales cubanas de las corrientes teóricas marxista– leninistas procedentes del campo socialista (materialismo histórico). Ello medió los estudios de comunicación en el país. Actualmente se encuentran en los centros de información tesis e investigaciones que declaran una filiación marxista y sin embargo, no se corresponden en ningún sentido con tal planteamiento.

“Como consecuencia, durante algo más de tres décadas (60, 70 y 80) se limitó profundamente el desarrollo teórico autóctono, la mirada crítica a los diferentes objetos de estudio, y la actualización teórica de los investigadores; a la par que predominaron técnicas tradicionales como la encuesta, la entrevista y el análisis de contenido.

“Ya desde finales de la década del ochenta la vanguardia de los estudiosos cubanos, favorecidos por las transformaciones sociales y políticas promovidas desde los espacios de poder social (Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas), comienza a interactuar con una literatura más actualizada, proveniente fundamentalmente del área latinoamericana.

“De este modo, y a lo largo de una década (años 90) de reconfiguración de los espacios profesionales de la comunicación y del entramado institucional del campo, se ha producido un redescubrimiento de diversos paradigmas científicos por parte de los agentes que componen a este último. De este proceso se derivan varios esfuerzos: el desarrollo de diversas líneas de investigación (incluida la de estudios epistemológicos de la comunicación), la significativa ampliación de las temáticas investigadas (sobre todo aquellas relacionadas con la comunicación institucional y la comunicación educativa), la renovación y categorización docente del claustro de profesores de la Facultad de Comunicación, la propia revista científica de Información y Comunicación: Alcance; la interacción entre diversas metodologías y perspectivas teóricas (la aplicación del paradigma de la recepción activa al estudio de la recepción de telenovelas, por citar un ejemplo), la preocupación por áreas de estudio emergentes como la comunicación alternativa, las nuevas tecnologías, los estudios de género, etc.

“A pesar de tales frutos, en sentido general se continúa observando una fragmentación en los objetos de estudio de lo comunicativo tanto en los niveles de concreción: comunicación interpersonal, grupal, institucional y masiva, como en la relación con otros fenómenos, mediadores y a los cuales media (la cultura, la identidad, etc.). Dicha fragmentación se reproduce, además, a nivel de instituciones que respaldan la enseñanza e investigación desde las diferentes aristas de la comunicación, lo cual afecta la cada vez más lógica y necesaria transdisciplinariedad dentro del campo académico.

“Las investigaciones continúan siendo fundamentalmente de tipo descriptivas con una perspectiva empírico-analítica, con la incorporación de algunas técnicas cualitativas (entrevistas en profundidad y/o grupos de discusión) para triangular información, pero no con la verdadera esencia de los estudios cualitativos. A pesar de encontrar en la mayor parte de las tesis e informes consultados a partir de 1985 y 1986 exhaustivos marcos teóricos, estos no son retomados en el análisis e interpretación de los resultados obtenidos (falsa dicotomía entre teoría y método), lo que denota pobre nivel de conceptualización y abstracción, falta de formación y madurez para pensar “científicamente”, y distanciamiento con el diseño metodológico de la investigación.

Como característica medular del campo, que ha acompañado de igual forma a los presentes esfuerzos, se hace notar el protagonismo de los agentes individuales más que institucionales. La distribución y asignación de recursos dentro del campo es sumamente limitada. Nunca ha dejado de serlo y ello va desde la pobreza infraestructural, la escasez de publicaciones y espacios de debate científicos hasta la desorganización y falta de conservación de la producción científica resultante.

“El reconocimiento profesional del trabajo científico es igualmente limitado. Aun cuando existen varias instituciones, ya sean académicas como investigativas (Centro de Investigaciones Sociales del ICRT, 1977; Departamento de Investigaciones del ICAIC, 1977; Facultad de Periodismo, 1984) que han favorecido de forma paulatina,-desde finales de la década del setenta, y sobreviviendo al período especial-, cierta institucionalización; ésta es todavía relativa, escasa y circunscrita a ámbitos muy estrechos.

“Se observa, además, cómo el desarrollo de las líneas de investigación (temáticas, ámbitos y fines) no obedece a los requerimientos de la estructuración de la disciplina, ni a una autoconciencia sobre las tendencias que han de seguirse, sino a las demandas económicas y sociales que establece el entorno de concreción de manera muy puntual, lo que si bien no resulta del todo negativo es solo uno más de los tantos factores a considerar.

“Las dificultades del campo se hallan en dos contradicciones manifiestas en los espacios públicos de la comunicación. La primera, “entre las funciones de los medios, el modelo filosófico y el sistema de producción socialista. Por un lado se promueve la aplicación del modelo dialéctico en los análisis y por otro los espacios de innovación son restringidos por las funciones directas atribuidas al sistema de medios: la transmisión de mensajes” (Ceballo, 2006: 115). La segunda, entre el sistema de dirección de la economía y su filosofía empresarial, la relación Oferta-Demanda-Eficiencia, y las concepciones de orden ideológico respecto a las funciones de la Publicidad, las Relaciones Públicas, el Marketing, etc.

“El balance temático de las investigaciones refleja mediaciones ideológicas, institucionales, discursivas en correspondencia con los contextos sociopolíticos del país, y con las corrientes de pensamiento hegemónicas del campo de la comunicación a nivel internacional indistintamente.

“La falta de espacios de publicación, así como de implementación de una política institucional en tal sentido, ha circunscrito el diálogo entre especialistas a espacios informales, actos de defensa de tesis u otros eventos (Encuentro Internacional de Investigadores y estudiosos de la Información y la Comunicación: ICOM, Diálogos y Encuentros de Investigadores), han reforzado el establecimiento de habitus científicos marcadamente individuales, que no han favorecido la necesaria integración y consenso entre las diferentes posiciones científicas.

Asimismo, varios esfuerzos por articular el campo científico, ya sea a partir de una publicación, de un centro de investigaciones o de una Sociedad de Investigadores de la Comunicación, han fracasado por diversos factores: falta de organización y de conciencia por parte de los investigadores y docentes de la comunidad científica, insuficiente apoyo de asociaciones profesionales que han intentado de alguna forma asumir esta carencia (Círculo de Investigadores de la Comunicación y el Marketing de la ACCS, Centro de Información para la Prensa, Centro de Estudios de los Medios de Difusión Masiva e Instituto Internacional de Periodismo, de la Unión de Periodistas de Cuba).

“Tales intenciones encuentran su debilidad en otro tema pendiente, la elaboración e implementación de una Política Nacional de Comunicación (agenda priorizada en los estudios latinoamericanos); hecho que se manifiesta en la falta de coherencia y organización de lo investigado, así como en una cierta libertad para hacer, en la que se han refugiado los investigadores cubanos”.

Como se apreciará, el tiempo transcurrido desde la publicación de este serio y documentado trabajo y la actualidad hacen desfasados. Inexactos y hasta superados varios de los asuntos planteados, lo que explica que fuera mas que necesaria la Ley de Comunicación Social recientemente aprobada por el Parlamento cubano. Ahora, el desafío es hacerla cumplir.

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