El pensamiento de José Martí es infinito y muchas de sus consideraciones pueden aplicarse en otros entornos y momentos de la época que le tocó vivir. Ello se manifiesta también en las cuestiones económicas que trató, tema que no ha sido suficientemente investigado y divulgado en comparación con otros aspectos de su ideario.
Con esta intervención no pretendo saldar la deuda mencionada con los estudios martianos sobre economía. Les estoy presentando un avance de investigación y he escogido siete temas que considero relevantes en la exposición sobre las ideas económicas del Apóstol.
Una advertencia inicial. En mi opinión, no puede encasillarse a Martí como partidario ortodoxo de una doctrina económica determinada. El objetivo principal de sus afanes era transformar la realidad para bien de Cuba, Latinoamérica y la humanidad, por lo que el aspecto práctico del momento en que actuaba iba determinando las adecuaciones a la teoría que propugnaba en la economía.
Agricultura e industria
Martí consideraba la agricultura como la única fuente de la riqueza real y aseguraba que la tierra siempre produce y fructifica. Esta concepción había sido elaborada por los fisiócratas desde el siglo XVIII en Francia la cual sustituyó al mercantilismo que reconocía solo en los metales preciosos la fuente del valor en la economía.
Martí conocía las ideas de la fisiocracia; pero, en mi opinión, no se le puede calificar como partidario definitivo de esta doctrina, pues con el acento en la agricultura él también estaba reflejando la importancia real de ese sector en los países latinoamericanos a los que él se refería en sus escritos.
Lo que está claro es que no concebía que la única fuente de valor económico es el trabajo de los seres humanos, planteado por Carlos Marx y Federico Engels a mediados del siglo XIX. Marx descubrió que la única fuente del valor en la economía es resultado de la labor de los trabajadores, los cuales reciben parte del valor creado por ellos mismos mientras el resto del valor le es robado por los propietarios del capital.
Martí defendía que si la tierra, el trabajo y el capital se juntaban para producir la riqueza, el producto debe repartirse entre estos tres elementos, o sea, la renta para el terrateniente, el salario para el obrero y la ganancia para el capital.
Cada uno recibía el fruto de lo que había aportado y no existía explotación entre ellos. No obstante, Martí critica el desmedido enriquecimiento de los ricos que dejan en la miseria a los trabajadores reflejando su concepción humanista, democrática y popular.
Con relación al papel de la agricultura en Martí viene a colación recordar que en los primeros años de la Revolución Cubana se concebía el desarrollo de la industrialización a partir de la agricultura, sector que acumularía los recursos necesarios que luego se utilizarían para impulsar la industria.
Esta concepción era distinta al programa leninista de la industrialización en la Rusia soviética cuyo pivote era la industria pesada.
Nuestro caso le da la razón al Héroe Nacional en cuanto a la importancia de la agricultura en la economía.
En contraste con la agricultura, Martí no le concede a la industria el papel de principal basamento de la economía. De la la minería, considera que es una reserva agotable de la cual no se puede depender.
Con relación a la industria manufacturera, sí considera que debe protegerse en su competencia con las extranjeras ya que, a partir de la materia prima nacional, puede convertirse en asiento del bienestar del país.
Liberalismo económico y proteccionismo
Donde sí está mas clara la preferencia de Martí es en el tema del liberalismo económico, muy en boga en tiempos del Apóstol. Defendía la libertad de empresa, la competencia, el librecambio, el libre comercio exterior.
Sin embargo, hacía una diferenciación en la aplicación de esta doctrina según si el país en cuestión estaría “formado” o en la etapa inicial de su “formación” (La terminología actual sería “país económicamente desarrollado o subdesarrollado”.)
Para el país “formado”, defiende que el libre comercio exterior es conveniente y justo. Pero para el país “en formación” Martí rechaza su adopción, pues le impediría “formarse” en libre competencia con las industrias exteriores mejor calificadas que llenarían el mercado interno.
En este caso recomienda un “proteccionismo táctico y moderado” con la introducción de aranceles hasta que el país en cuestión logre su industrialización. Entonces, decía Martí, la supresión de aranceles con la aplicación del librecambio mostraría sus ventajas.
El objetivo principal que procura Martí al tratar los temas económicos es alcanzar el progreso nacional para garantizar el bienestar popular de las grandes mayorías y, su meta final: la justicia social.
Hoy Cuba tiene aranceles en su comercio exterior acorde con su política proteccionista.
Sin embargo, ha mostrado su disposición de aplicar elementos del librecambio como es el caso de la reciente convocatoria del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para establecer medidas antiinflacionarias, que incluyen la eliminación de aranceles de ciertos productos entre los países involucrados para reducir los costos de importación y rebajar los precios mayoristas y minoristas en el comercio interior.
Aquí también está presente la dialéctica económica del pensamiento martiano.
Transferencia tecnológica
La mejor demostración del empeño de Martí por divulgar y promocionar los avances tecnológicos y su transferencia entre países, sobre todo para América Latina, se recogen en sus escritos de la revista mensual La América, editada en Nueva York a partir de 1883, y en la cual llega a ocupar la responsabilidad de Director.
De la pluma de Martí salieron muchos artículos, entre ellos, los que describen herramientas, máquinas, procedimientos agrícolas e industriales. Destacan sus crónicas sobre exposiciones de nuevas tecnologías.
Proponía que los países de Latinoamérica montaran exposiciones permanentes en Estados Unidos y Europa para dar a conocer lo mejor de sus producciones para la exportación. En este aspecto es reveladora su crónica sobre la Exposición Internacional de París de 1889.
Propiedad sobre los medios de producción
En la agricultura, Martí defendía la propiedad privada de pequeños productores que conducía, dice, a crear los frutos de la riqueza y la concordia. Esta concepción la extendía a otras ramas de la economía, pues consideraba que es rica una nación que cuenta con muchos pequeños propietarios.
Al defender la propiedad privada no la conceptualizaba como algo sagrado e intocable, pues consideraba la posibilidad de la nacionalización de la tierra y aceptaba la propiedad social de los servicios públicos, aunque no la generalizaba a otros sectores pues defendía la iniciativa privada y el derecho natural individual del ser humano.
De aquí que rechazaba el socialismo propugnado en su época, caracterizado generalmente como la supresión del derecho y la libertad individuales aplastados por el Estado totalitario.
No hay un Martí socialista, aunque muchas de sus ideas son aplicables en el actual proceso de construcción del socialismo en Cuba.
Al respecto hay que destacar y admirar la visión humanista, popular y democrática de Martí, pues al defender en general la propiedad privada sobre los medios de producción fustigaba como injusta la riqueza exclusiva y aseguraba que no es rico el pueblo donde hay algunos hombres ricos, sino aquel donde cada uno tiene un poco de riqueza.
Monopolios
La formación del pensamiento económico de Martí tiene lugar en la época del tránsito del capitalismo de libre competencia al capitalismo monopolista en los Estados Unidos y su influencia en la región latinoamericana.
Proceso que él observó y describió personalmente durante su larga estancia en Estados Unidos. Ya en 1884 sentenciaba que “el monopolio está sentado, como un gigante implacable, a la puerta de todos los pobres”.
Su concepción de una sociedad que debía caracterizarse por la riqueza distribuida chocaba frontalmente con la concentración de la riqueza en manos de los monopolios.
Mas aún, vislumbró su extensión internacional con la expoliación de otros pueblos y naciones del mundo. Especial atención dedicó al peligro que significaban los monopolios y el imperialismo norteamericano para la independencia económica y política de Latinoamérica y luchó contra ese peligro por diferentes vías.
Considero justo expresar que José Martí fue el antiimperialista latinoamericano que mejor y mas profundamente comprendió lo nefasto que sería el dominio de los monopolios sobre los pueblos de nuestra región.
Junto a ello, no fue remiso en apoyar las relaciones económicas internacionales incluyendo el beneficio que podrían recibir los países con la inversión de capital extranjero. Al respecto utilizó la metáfora de un río que se lleva lo precioso al mar, pero deja en sus orillas sus arenas de oro.
Temas monetarios
Quizás donde mejor se expresa el pensamiento económico de Martí y su defensa de las naciones latinoamericanas ante la voracidad Imperialista es en la Conferencia Monetaria Internacional de 1891, que sesionó en Washington del 7 de enero al 8 de abril.
El cónclave había sido convocado por el gobierno yanqui con el objetivo de establecer su dominio económico y comercial sobre los países latinoamericanos. El propio Secretario de Estado de Estados Unidos, James G. Blaine, participó en la Conferencia.
Martí, que asistió como delegado en su condición de Cónsul de Uruguay, desplegó una exitosa labor política y diplomática en la defensa de Latinoamérica e impedir la adopción de las propuestas yanquis.
Entre los mecanismos que proponía Blaine para sojuzgar a las naciones al sur del Río Bravo se destacaba el establecimiento de una unión aduanera, así como la utilización de la plata como patrón monetario en sus relaciones financieras.
Con la Unión Aduanera Panamericana, la administración norteamericana buscaba atar las economías del resto del continente a la suya y eliminar a Inglaterra que era su rival comercial.
Martí se opuso a esta propuesta pues la entrada masiva de productos y capitales del país del Norte mas desarrollado arruinaría las industrias locales del Sur.
Ante el escabroso tema de las monedas y su respaldo en metales preciosos, el representante Del gobierno norteamericano aspiraba a lograr que se aprobara la plata como única base forzosa de la circulación monetaria en todo el continente americano, en contraposición del oro que utilizaba Inglaterra.
De aprobarse la plata, Estados Unidos dominaría la circulación monetaria en nuestra región pues, entre otras razones, era un gran productor de ese metal.
La principal preocupación de Martí se concentraba en evitar que los países latinoamericanos cayeran bajo la férula de Estados Unidos mediante el uso preponderante de la plata en sus relaciones económicas y comerciales.
Correspondió al Héroe Nacional presentar el Informe final de la Conferencia la cual rechazó la creación de una o varias monedas internacionales aduciendo, con un lenguaje diplomático, las diferentes opiniones al respecto entre grandes poderes comerciales representados en la reunión.
Economía cubana
Martí avanzó sus consideraciones sobre cómo quería que fuera la Cuba independiente una vez expulsado el colonialismo español de su territorio.
Lo resumía con su concepto de una República Moral. Fueron mas escasos sus criterios sobre la economía del país. No obstante, abordó su opinión sobre el futuro cubano de la agricultura, la industria y el comercio exterior.
En tiempos del Apóstol el latifundio no era dominante en Cuba, por lo que no se necesitaba una reforma agraria. El principal objetivo sería poner a producir las muchas tierras baldías.
Para ello Martí recomendaba “abrirla a quien la emplee, y esquivarla de quien no la haya de usar”. También priorizaba rehacer la masa de ganado muy afectada por la guerra. De la industria, fijaba su atención en la azucarera y el tabaco.
En cuanto al comercio exterior, el Héroe Nacional proponía el libre comercio no solo con el vecino del Norte sino con todo el mundo. El auge del comercio exterior cubano lo veía Martí con la apertura del canal interoceánico que se proyectaba construir en Centroamérica y la ventajosa situación geográfica de la Isla.
Se debe destacar que en el desarrollo económico proyectado para Cuba, el Maestro subrayaba la prioridad de atender los elementos sociales y satisfacer sus justas demandas.
A guisa de resumen, termino con una consideración del Dr. Carlos Rafael Rodríguez al decir que Martí: ”… creía posible el equilibrio de las clases, la conciliación: una sociedad de riquezas distribuidas, de pequeños propietarios rurales, del desarrollo industrial basado en la riqueza agrícola, llena de justicia, que se librara de la injusticia del monopolio que él había visto en los Estados Unidos”.
* Presentación en la Jornada por el 170 natalicio de José Martí organizada por la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) el 19 de mayo de 2023.