Una metonimia es un tropo, figura retórica o figura literaria, en la cual para nombrar una cosa se utiliza el nombre de otra cuyo significado resulta cercano o próximo al original, ya sea debido a una relación de causa y efecto, de la parte por el todo, del autor por la obra, etcétera.
Como muchas otras figuras similares, la metonimia implica un cambio semántico, cosa que ya está sugerida en el origen de la palabra misma, del griego metá, “más allá” o “cambio”, y onomazein, “nombrar”. Así, en dependencia del tipo de desplazamiento semántico que impliquen, pueden clasificarse en:
- Efecto por su causa: “Mi mujer, mi dulce tormento”
- Contenido por contenedor: “Me da un whisky”
- Símbolo por referente: “Te lo juro por la cruz”
- Lugar por la persona: “El palacio no quiso negociar la rendición”
- Parte por el todo: “El difunto dejó cuatro bocas que alimentar”
- Todo por la parte: “En Estados Unidos hubo un tiroteo”
- Materia por el objeto: “La policía lo llenó de plomo”
- El autor por la obra: “Estamos leyendo a Cervantes”
- El instrumento por el artista: “María es primer violín en la orquesta”
- En muchos casos, la metonimia puede ser una forma de metáfora, muy próxima en su utilización a la sinécdoque. Puede emplearse tanto en el lenguaje formal, literario o estilístico, como en el informal y cotidiano.
Metonimia y metáfora
Perfectamente se podría decir que la metonimia es un tipo específico de metáfora. Esto debido a que procede, esencialmente, de la misma manera: produce la sustitución de un referente por otro, o lo que es lo mismo, denomina a un referente por el nombre de otro.
Una metáfora es un “error intencional” del lenguaje, una forma de poner dos términos en relación para que sus referentes se contaminen, se aproximen, y así poder decir más que con el uso ordinario del lenguaje. Por ejemplo, si digo “El fuego de su boca me alumbró el camino”, estaré conectando “fuego” y “boca” de una manera poco usual, para así potenciar el sentido de lo dicho.
Por eso se la puede considerar una forma una metáfora pero, con la metonimia, en la sustitución los referentes guardan aún una relación cercana: “La antorcha iluminó la habitación” es una forma de no decir “la luz de la antorcha iluminó la habitación”.
Ejemplos de metonimia
- ¨Los chinos¨ es una metonimia que se refiere a un grupo específico de científicos.
- Algunos ejemplos comunes de metonimia son los siguientes:
- “¿Viste el Modigliani que había en la entrada?” (el autor por la obra).
- “Ella no tiene cerebro” (la cosa por lo que hace).
- “La Casa Blanca rechazó las declaraciones del Imán” (el lugar por las personas).
- “Prestadme vuestros oídos” (la parte por el todo).
- “Cómprame una Coca-Cola” (la marca por el producto).
- “Los ladridos bajaron por la escalera” (la causa por el efecto).
- “Los chinos clonaron a una vaca” (el todo por la parte).
- “No tengo estómago para ver esto” (la cosa por el sentimiento).
- “Estuvimos toda la tarde escuchando a Beethoven” (el autor por la obra).
- “Josefina tiene la mejor sazón de la familia” (la cosa por la persona).
Otras figuras retóricas
Además de la metonimia, existen otras figuras retóricas, tales como:
La hipérbole o exageración. En la que se lleva al extremo algún rasgo de algo para resaltar una apreciación subjetiva: “Era tan alto como una montaña”.
La sinécdoque. También un tipo de metáfora, muy similar a la metonimia, pero en su caso la sustitución de un referente por otro se da bajo una relación de inclusión, o sea, de un término más amplio por uno más “pequeño”: “El gato se alimenta de ratones”. En este caso, se usa “el gato” para referirse a toda la especie.
La aliteración. Que consiste en reiterar ciertos sonidos dentro de una oración o una frase, a la manera de un juego interno: “con el ala aleve del leve abanico”, es un famoso ejemplo de un poema de Rubén Darío.
La humanización o prosopopeya. Consistente en otorgar rasgos humanos a animales o a objetos inanimados: “El sol me saludó en la mañana”.