ELOGIO DE JOSÉ DELARRA EN EL 20 ANIVERSARIO DE SU MUERTE
Una noche hace ya mucho tiempo, saliendo del Instituto de La Habana con un amigo, atravesé el Parque Central, con la idea de comernos un arroz frito en una fonda de chinos que había enfrente y que se llamaba Honolulu. Teníamos un peso. Pero con eso alcanzaba para los dos si pedíamos un arroz frito sencillo, porque también lo había especial y hasta ahí no llegábamos.