SENTIMIENTO POR ALLENDE

En días recientes, mis recuerdos y pensamientos han remontado cinco décadas atrás, para traer al presente la fecha del 11 de septiembre de 1973, cuando un golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet,  provocó la muerte del presidente constitucional de Chile, Salvador Allende.

Aquel suceso estremeció mi vida personal, acelerando un hecho a la vez grave y preocupante y de igual forma feliz: el nacimiento de mi hijo varón.

Por aquel tiempo ya trabajaba en Prensa Latina y estudiaba la carrera de Periodismo. Formaba parte de la Redacción Sur, como práctica periodística, una región de América Latina, por aquel tiempo plagada de dictaduras militares. En aquel tablero sólo faltaba dar jaque mate al gobierno de la Unidad Popular.

A la distancia me había entusiasmado con el proyecto de Allende en su país, el que ha sido considerado el «más ambicioso proceso de cambios sociales, económicos y políticos del que haya sido testigo Chile durante toda su historia».

Cómo no ilusionarse cuando expresara «Con las manos callosas del pueblo chileno, las tiernas manos de la mujer y las risas del niño, haremos posible la gran tarea que sólo un pueblo consciente y disciplinado podrá hacer». Esas fueron sus primeras palabras en la toma de posesión presidencial.

Y fue precisamente la figura de ese presidente, su ejemplar quehacer político al frente de Chile, que había seguido paso a paso desde mi máquina de escribir en la redacción sur de Prensa Latina.

Su cruento final, la represión desatada desde el mismo 11 de septiembre  motivóen mí un profundo sentimiento de tristeza, en momento de estar ingresada, pues presentaba problemas con el embarazo de mi hijo varón (ya tenía una hembra).

Fue tal la conmoción que me causó aquella noticia en la sala donde me encontraba, que los médicos no pudieron evitar una cesárea de urgencia: y el 12 de septiembre de 1973, a los ocho meses de gestación, nació un niño que daban por muerto, pero que felizmente acaba de cumplir 50 años.

Al felicitarle por su medio siglo de vida y recodarle las circunstancias en las que vino al mundo, se me ocurre narrar el episodio para, de esa forma, también rendirle homenaje a ese gigante de Nuestra América que fue (y es)  Salvador Guillermo Allende Gossens.

Periodismo Gráfico

FOTOGRAFÍA DE PRENSA, DOCUMENTAR LA REALIDAD Por: