Meterse en camisa de once varas es una expresión clásica en todos los sentidos. Hay multitud de ejemplos de uso de esta frase desde hace siglos y a buen seguro que la hemos oído y empleado en numerosas ocasiones. Pero, ¿qué significa esta locución y cuál es su origen?
Para empezar, el diccionario de la Real Academia Española (RAE) ofrece una definición concisa de la expresión. Meterse en camisa de once varas es una locución verbal coloquial que significa «inmiscuirse en lo que no le incumbe o no le importa». Hay quien añade que esa intromisión siempre conlleva problemas y ningún beneficio.
Se trata de un modismo, ya que el significado de la expresión no se deduce de las palabras que la forman. Así pues, empecemos por descifrar la palabra más compleja. Acudiendo de nuevo al diccionario, obtenemos que una vara es «una medida de longitud que se usaba en distintas regiones de España con valores diferentes, que oscilaban entre los 768 y 912 milímetros. De hecho, también recibe el nombre de vara un trozo de tela o una barra con esa medida.
Así pues, once varas equivalen a entre nueve y diez metros. Volviendo a la expresión, estamos ante una camisa de proporciones descomunales.
¿Y quién se enfundaría en una prenda que mide 10 metros? La respuesta, según la versión más extendida por los expertos, se encuentra en la Edad Media y en concreto en una tradición.
Cuando alguien en la Castilla del medievo adoptaba un niño, solía celebrarse una ceremonia de adopción. Esta consistía en «simular el parto metiendo el adoptante la cabeza del adoptado por una manga muy ancha de su camisa y, sacándole por la otra (para esto se necesitaba una camisa de once varas), le daba un beso tras lo cual éste quedaba adoptado como hijo», explica Ortega Morán en una de sus Cápsulas de la lengua.