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Prensa en Cuba, jubilados no deben ser olvidados

Prensa en Cuba, jubilados no deben ser olvidados
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Cuando Cuba es uno de los países más envejecidos del llamado Tercer Mundo y su población mayor de 60 años se acerca rápidamente a una tercera parte de la existente en edad laboral, la utilización de la reserva estratégica que son los jubilados constituye un tema de importancia vital.

Sin embargo, en muchas ocasiones, y me limito al sector de la prensa, cuando un periodista se jubila pasa a un limbo donde, en pocos casos, sus empleadores les llaman; casi nadie atiende sus necesidades y se va olvidando el papel que jugaron durante muchas décadas.

Pero eso no es lo peor que conlleva esa realidad. Quienes ignoran a sus jubilados, muchos de los cuales se mantienen en plenitud de facultades intelectuales, desaprovechan así un recurso estratégico para compensar la insuficiencia de incorporaciones de jóvenes graduados para completar las plantillas necesarias.

Otro tema esencial: muchos de esos periodistas que se jubilaron con la ley vigente hasta el reordenamiento económico del país con hasta el 90 por ciento de sus salarios, recibieron pensiones que, luego del mencionado proceso, disminuyeron drásticamente su capacidad de enfrentar los gastos de cosas esenciales como alimentos, transporte y tarifas. Su promedio actual es de menos de dos mil pesos.

Esa violenta disminución del poder adquisitivo de sus pensiones, relación que se agrava diariamente con la escalada de los precios, obligó a muchos jubilados a buscar fuentes de ingreso para subsistir. Descansar o disfrutar de la vejez es un lujo imposible.

Y que mejor, para quien vivió de tres a cuatro décadas de escribir para medios de prensa, que buscar nuevos contratos o colaboraciones en lo que hizo siempre. Sin embargo, hubo y hay jubilados que no se le volvieron contratar, sin considerar su experiencia y capacidad de cumplir los requisitos para sus trabajos en cantidad y calidad.

Al mismo tiempo, en muchos medios de prensa del país las plantillas están cubiertas por debajo de sus necesidades y, en otros casos las incorporaciones de jóvenes los obligan a un imprescindible proceso de adiestramiento, para el cual no cuentan siempre con personas de amplia experiencia profesional.

Recordamos con agrado que, en las últimas décadas del pasado siglo, los veteranos periodistas no sólo eran reconocidos, respetados y admirados por los jóvenes que iniciaban su vida laboral. Eran referentes para consultas y aprender de una experiencia que no encuentran en los libros o las clases universitarias.

Cuando tenemos juventud nos falta la experiencia, pero cuando tenemos mucha de ésta última entonces falta la primera. La clave para enfrentar este dilema es encontrar la armonía de ambas para que existan beneficios mutuos.

El relevo generacional es imprescindible y necesario, pues es la continuidad deseada del periodismo que requiere la Revolución: cada vez mejor preparado acorde con los avances de las tecnologías de la comunicación y los desafíos adicionales de una confrontación permanente con los adversarios, locales y externos.

Pero, este relevo requiere utilizar la sabiduría acumulada en los “viejos jubilados”, bien como profesores, conferencistas, colaboradores o, simplemente, compartiendo con los nuevos talentos para lograr la complementación deseada entre juventud y experiencia con lo cual ganamos todos y, especialmente, la Revolución.

Los esfuerzos que se hacen desde la organización gremial, la UPEC, marcan un camino,pero no son suficientes. El desafío involucra a la academia y a las administraciones de los medios, por su relevancia en la formación y empleo de las nuevas generaciones, respectivamente. Ya hay ejemplos loables de ello, pero aún no se sistematizan.

Entre todos se puede lograr un mejor periodismo revolucionario y revolucionador, como exige la época.

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