Una de las expresiones del influjo irradiado por Fidel Castro Ruz con sus virtudes, son sus enseñanzas unitarias entre nuestro pueblo y los de muchos países, lo cual se apreció desde su excarcelación y la de sus compañeros participantes en el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba.
Con el título “Fidel Castro cumplió un precepto martiano: hacer en cada momento , lo que en cada momento es necesario”, con grandes caracteres y a todo el ancho de la primera página, ya circulaba en el territorio urbano y rural tunero la anhelada noticia en un Editorial del 24 de mayo de l955 en un medio de prensa de gran demanda en la localidad Manatí, el Periódico la lucha.
En sus párrafos resaltaba ‘‘Nosotros le damos la bienvenida a quien representa los más puros ideales de la juventud cubana’’, y un ejemplar puede ser apreciado en los museos provincial, municipal ó por medios informáticos y el Periódico “26” del 15 de junio de 1986 destacó que la inmensa mayoría de los cubanos, los agradecidos, desde entonces y siempre ratificamos: El Fidel que ayer encarnó los más puros ideales de la juventud cubana hoy conserva la esperanza universal de un mundo nuevo.
Surgió esta publicación por presión de las masas, conscientes de la verdad de los sucesos del 26 de julio de l953, y luego de haberse conocido lo escrito por Fidel desde la injusta prisión en el folleto “Para Cuba que sufre” y en el alegato “La Historia me absolverá”, convertida en el Programa del Moncada.
La dictadura pro imperialista batistiana fue obligada por la presión popular a restaurar—lo que hizo por muy corto período y por conveniencias electoreras — las Garantías Constitucionales, dictar la amnistía y la excarcelación el l5 de mayo de l955 de Fidel junto a otros compañeros de la Generación del Centenario de José Martí, que por las acciones combativas del 26 de Julio de l953 habían sido confinados a la entonces Isla de Pinos, actual Isla de la Juventud, a Haydee Santamaría y Melba Hernández, de la cárcel de mujeres en Guanajay.
Precisamente, por las constantes prohibiciones a manifestarse por todo tipo de medio, agresiones e intentos de asesinato, con el fin de impedirle intensificar su batallar revolucionario, en las siete semanas y media que Fidel permaneció en La Habana denunció esa situación y alertó al pueblo: ‘’Las puertas adecuadas a la lucha civil me las han cerrado todas, como martiano pienso que ha llegado la hora de tomar los derechos y no pedirlos, de arrancarlos en vez de mendigarlos, así que no queda más solución que la del 68 y el 95”.
Y tuvo que partir hacia México no sin antes fortalecer en todo el país la nueva máxima dirección del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con él como Comandante en Jefe en todas las acciones que condujeron posteriormente al triunfo y el desarrollo de las conquistas sociales.
El Periódico “26”, trató este tema en su sección Del ayer tunero, en recuerdo de Ángel (Nene) Ramírez Hernández, ya fallecido, quien dirigió el clandestino Periódico de Combate, y a quien se le recuerda como destacado combatiente ,unitario, de profundos conocimientos culturales y políticos de izquierda con militancia en organizaciones revolucionarias y el Movimiento 26 de Julio.
Ángel, se había visto obligado a abandonar sus estudios universitarios a causa de un complicado padecimiento de las vías respiratorias, escasa economía y carencia de acceso a servicios de Salud en aquel régimen neocolonial, y tuvo que trasladarse tratando de subsistir, al poblado del central Manatí donde vivían familiares y desde donde continuó sus actividades revolucionarias.
En Manatí continuó sus luchas, orientándonos, enfrentándose a sicarios de la tiranía batistiana que lo persiguieron conminándolo en vano a desistir de sus ideales. Lamentablemente aquejado por su enfermedad, murió antes de la alborada del primero de enero de l959. Seleccionaba eficazmente al colectivo, como a Juan Moro Sarabia, quien falleció hace poco y al que considero coautor de este escrito con la revisión de vivencias para elaborarlo.
Es de destacar que Ángel, pretextando necesidad frecuente de visitar a sus familiares a unos 70 kilómetros de distancia en la ciudad de Las Tunas, se encargaba de la clandestina riesgosa impresión con los equipos del Periódico La Lucha que facilitaba su director, y de la circulación dirigida hacia adecuados sectores, del traspaso de ejemplares entre personas dada la limitada tirada por falta de recursos del tabloide, que era difundido por un medio radial comunitario que fundé como miembro del Bloque Oriental de Prensa y Radio, lo cual me sirvió de prácticas para titularme en el muy exigente examen de Locutor, En ocasiones transmitía por AM sufriendo como otros espacios informativos indistintamente censuras, clausuras y en una de esas en el Puerto de Manatí fui asaltado por la guardia rural, agredido, preso, y confiscaron la edición, lo que concitó masiva protesta popular.
Participaban en ese medio capaces colaboradores en las noticias y comentarios, entre ellos el coterráneo combatiente internacionalista cuyo nombre lleva el Museo municipal donde se atesoran muestras de ello: Jesús Suárez Gayol.