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Los periódicos digitales: así ha evolucionado la prensa

Doce tendencias tecnológicas para 2025: comienzo de la era de la convergencia
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Aunque internet surgió en 1969, su popularización no se produjo hasta la década de 1990 con el desarrollo de la World Wide Web (WWW), un sistema en el que confluyen diversos tipos de datos mediante un protocolo de transferencia unificado de hipertexto o enlaces que ofrecen acceso a una determinada página web.

El auge del periodismo digital coincide con la aparición de esta red informática mundial. En Estados Unidos, algunos diarios comenzaron a crear sus propios portales en internet entre 1993 y 1995, como fueron los casos de The Chicago Tribune o The Atlanta Journal; y ya incluso por aquel entonces se apostó por una alternativa exclusivamente digital: The Mercury News.

En España, la cronología es más o menos coincidente. Algunos periódicos digitales surgieron a mediados de la década de 1990 con Temps, El Periódico o La Vanguardia. Los casos se fueron multiplicando y en 1999 España contaba con más de 400 periódicos online.

En un principio, las versiones digitales ajustaban al contenido en soporte de papel sin modificaciones de importancia. Pero conforme la expansión de internet se convirtió en un fenómeno mundial, se universalizó su acceso.

Así, a principios de la década de los 2000, los medios digitales empezaron a desarrollar un lenguaje y formatos característicos que se apartaban del enfoque tradicional. De hecho, el storytelling se convirtió en una herramienta esencial para captar y mantener la atención de los lectores en las plataformas digitales.

Es en este momento cuando empiezan a consolidarse las características propias del periodismo digital: la hipertextualidad; la combinación de textos, audio, vídeos, gráficos, fotografías, encuestas, pódcast, infografías personalizadas y enlaces; la interactividad; la actualización constante de los contenidos… Pero, sobre todo, el acceso global e inmediato a la información sin necesidad de recurrir a unas tiradas en papel que no han logrado adaptarse a la velocidad con la que la información fluye actualmente en las redes.

Esto supuso una reducción significativa de las ventas de periódicos impresos, lo que ha obligado a los medios a adaptarse con una nueva forma de amortización, compaginando la venta de sus ejemplares en papel con la adopción de plataformas online bajo suscripción, además de la publicidad en formato digital.

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