Revista Visión
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2da Temporada

Los Muñequitos de Matanzas

Los Muñequitos de Matanzas
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El repique de los tambores llamando a los rumberos resuena en las calles de Matanzas y son cientos los que siguen el toque de los cueros. La llamada Ciudad de los puentes de Cuba, y cuna también de inmortales poetas y escritores, como Bonifacio Byrne, Gabriel de la Concepción (Plácido) Agustín Acosta, y Carilda Oliver Labra, es la reina de la rumba en Cuba.

Llamada con justeza la Atenas de Cuba por el desarrollo de la cultura desde hace siglos, posee un importante movimiento musical. En esa occidental provincia cubana nació el danzón, baile nacional cubano creado por Miguel Faylde y, también, uno de los grupos emblemáticos de la rumba: Los Muñequitos de Matanzas.

La rumba, género nacido en las barracas de los negros esclavos de los terratenientes españoles, cuenta hoy en el mundo con millones de seguidores y Los Muñequitos han contribuido a su internacionalización. La Organización de Naciones Cubana para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la declaró en 2016 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Entre tragos de ron y cuentos callejeros, un grupo de amigos de religión Abakuá que se reunían por las tardes en el bar El Gallo hace 67 años, tenían la costumbre de tocar los ritmos aprendidos de sus ancestros traídos de África. Según testigos de la época, se formaba tremenda rumba, es decir, todo el que quisiera podía seguir el ritmo en aquel recinto cercano a los muelles.

Allí nació el Guaguancó Matancero, una agrupación rumbera que luego cambió su nombre y se convirtió en Los Muñequitos de Matanzas. La esquina de Calle Daóiz y Matanzas es testigo de que todavía hoy el grupo se mantiene unido al barrio. En ese lugar de recuerdos, los Muñequitos volvieron a reunirse para tocar, junto al cantante y compositor Silvio Rodríguez, su emblemática pieza El Necio, pero en clave de guaguancó.

La agrupación rumbera fue fundada el 9 de octubre de 1952. Los acariciaba entonces el Río Yumuri, pegado al barrio de La Marina donde se encontraba el bar, con un público formado por estibadores de los muelles en su gran mayoría.

Jóvenes asiduos al lugar, que sabían sacarle fuego a los cueros, escuchaban en una victrola una canción que tocaba Arsenio Rodriguez, llamado El ciego de oro. Siguiendo el ritmo de Arsenio, los muchachos empezaron a tocar con platos y botellas, imitando al gran músico, pero con un estilo peculiar, que hasta ahora los identifica.

Ahí fue cuando se armó la rumba en El Gallo por primera vez, envolviendo en su magia a parroquianos y paseantes que se movían al sabroso ritmo de la rumba casera, de cocina, improvisada y vibrante.

Entre los fundadores de Los Muñequitos de Matanzas se encontraban Florencio Calle “Catalino”, Esteban Lantri “Saldiguera”, Gallito, Pellado, Hortensio Alfonso, Virulilla, y Cacho, conocidos por la sabrosura de su toque y su cadencia rítmica. 

Eran músicos de alma y vocación, sin escuela, pero que conocían los secretos del sincretismo cultural formado durante la etapa colonial cubana. La rumba fue pasando de generación en generación en Matanzas -donde existía una alta cifra de esclavos- hasta ahora, con su original pureza. Los Muñequitos han contribuido a darle una nueva dimensión al ritmo, a partir de sus primeras grabaciones y luego en sus giras por varios continentes.

Aunque el plantel de músicos ha cambiado, seis décadas después son conocidos y admirados no solo en Cuba, sino por públicos exigentes de varios continentes.

Palabras claves: Muñequitos de Matanzas, Matanzas, Cuba, rumba cubana, guaguancó, Arsenio rodriguez, esclavos abakuá, cultura cubana, patrimonio cubano

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