Parecía imposible que la Unión Soviética, hacedora de portentosas hazañas y enormes sacrificios, desapareciera de la forma en que lo hizo.
La extraordinaria Revolución Rusa y el socialismo como sistema, no colapsaron, la que lo hizo fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como Estado multinacional, porque no pudo cumplir con el estratégico principio de saber evolucionar y reinventarse perenemente cada día al compás de los tiempos, para alcanzar el anhelado sueño de edificar una sociedad con un verdadero sistema socialista que garantizara el bienestar para todos sus habitantes.
La tragedia de la URSS, que ha provocado un incalculable daño a los destinos de la humanidad, mostró fehacientemente que el proceso de construcción del socialismo para lograr ser real y avanzar es muy complejo. No se puede basar sólo en el poder del Estado y de sus instrumentos. El gobernar no se reduce a legislaciones, instituciones y mecanismos, sino que debe ser esencialmente democrático, solidario, creativo e innovador y prevalecer en el concluyente campo subjetivo.
Factores señalados por académicos como causas del derrumbe
Durante años reconocidos académicos han indicado diversos factores que, en su conjunto,fueron causantes reales y directos de la desintegración de la Unión Soviética. Sintetizando, entre ellos se destacan: la burocracia y la corrupción, unidos a graves errores en la política económica, el no jerarquizar –salvo para la esfera de las fuerzas armadas– el desarrollo de nuevas tecnologías; el alejamiento del Partido Comunista de las masas populares y sus necesidades y demandas; el envejecimiento de sus dirigentes principales y el inmovilismo; la fallida guerra en Afganistán; el no prestar atención a los cambios generacionales y el mal trabajo con los jóvenes, entre otros.
Otros analistas plantean que el socialismo, como fenómeno de masas, requiere también del dominio permanente de las calles y la permanente relación interactiva de los dirigentes con el pueblo. Destacan también como el elemento determinante de ese derrumbe, el no desarrollar con mayor fuerza la democracia socialista.
Por genética, la democracia debe ser hermana siamesa del sistema socialista. Señalan esos comentaristas que una auténtica democracia socialista era la única manera de hacer invencible el proceso, lo que a su vez hubiera impedido el desarrollo de las deformaciones como la burocracia, la indolencia y la corrupción, la falta de ejemplaridad y consiguientemente credibilidad de algunos funcionarios.
Algunos estudiosos marxistas, agregan como factor decisivo el de la subjetividad y aseguran que el sistema social socialista jamás se podrá edificar, ni siquiera sobrevivirá, si no existen hombres y mujeres que posean una conciencia revolucionaria socialista, una cultura integral con un pensamiento racional, solidaridad, principios, valores ético moralesy conducta decente.
Importancia de la formación de ciudadanos verdaderamente socialistas
Para ello, deberán tener como especiales aliados en ese empeño la formación de ciudadanos verdaderamente socialistas en todos los niveles de enseñanza, para que conozcan la historia de su país y a los hombres y mujeres que dedicaron su vida a lograr la independencia y autodeterminación de su Patria.
Por supuesto, esa labor tiene que ser apoyada por los medios masivos de comunicación, enfrentados cada día a las operaciones de las agencias de inteligencia imperialistas para deformar a las nuevas generaciones utilizando su dominio sobre los medios digitales y la Internet. Es importante igualmente el papel de la crítica necesaria y provechosa para rectificar errores y viabilizar la información y comunicación sistemática de los niveles de dirección con el pueblo.
Estudiosos de la teoría Marxista-Leninista subrayan la necesidad de aplicarla con creatividad conociendo las características de los nuevos momentos históricos, y del combate contra quienes pretendan anquilosarla, burocratizarla o dogmatizarla, lo cual es imprescindible para construir esa nueva sociedad más justa, prospera y sostenible.
Académicos concuerdan en que el socialismo de manera obligatoria requiere liberar su potencial e impulsar un desarrollo de la economía productiva, para que el pueblo disfrute progresivamente de las holguras y comodidades necesarias, aunque reconocen que, como sistema social nadie lo ha podido construir según la teoría clásica y requiere adaptaciones para cada país.
El necesario estudio de la teoría, las experiencias de otros y errores propios
Ahora queda claro que puede haber diferentes formas de cómo hacerlo por lo que se necesita del estudio de la teoría, de las experiencias de otros y de los errores propios para rectificar. También, escuchar todos los criterios de académicos y trabajadores, debatirlos con el pueblo encargado de su realización, prever y planear creativamente y con audacia cada paso, descender hasta los detalles para ir hacia delante y no errar.
Pese a que los enemigos mienten, y tratan de ocultar y mancillar sus enunciados generales para descalificar y demonizar al socialismo con sus hegemónicos medios de prensa y redes digitales, la fuerza inequívoca de sus formulaciones seduce inevitablemente a los pueblos cuando estos las llegan a conocer y hacen suyas en la práctica diaria.
Los postulados que nos enseñó Fidel
Los postulados de la sociedad socialista, como nos enseñó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, son eliminar la explotación del hombre por el hombre y la pobreza; lograr la distribución justa de las riquezas producidas; educación y salud universal y gratuita; desarrollo creativo de la ciencia en beneficio de la sociedad, así como de la cultura, las artes y el deporte.
Igualmente, aspira a una sociedad con pensiones capaces de garantizar el sustento de los jubilados y sus familias dependientes, así como una adecuada atención a las personas de la tercera edad, discapacitados y vulnerables en general; la eliminación de discriminaciones de cualquier tipo ya sea por color de la piel, etnia, religión o género.
Procura construir una sociedad donde se formen hombres y mujeres con valores éticos y morales, en la que no existan las guerras de despojo, las migraciones forzadas y prime la solidaridad de unos pueblos con otros.
Por estas aspiraciones se hizo la Revolución Cubana, y aunque estamos conscientes de que, con el bloqueo y las agresiones imperialistas impuestas por 13 administraciones de Estados Unidos desde el propio triunfo en 1959 no se pueden lograr fácilmente, luchar siempre por avanzar en esa dirección, pese a las dificultades, debe ser el objetivo de las sucesivas generaciones de cubanos hasta lograrlo finalmente.
Como estos enunciados atraen de por sí a los pueblos del mundo, los gobiernos de los países imperialistas y colonialistas desarrollan una estrategia mediática con todos los poderosos recursos que poseen para falsear y engañar, tildando al socialismo como una sociedad demoniaca. Y a la par, invaden y hacen guerras, derriban gobiernos, provocan el caos y las divisiones, especialmente contra aquellos países que han iniciado procesos sociales progresistas.
Las amargas lecciones de lo ocurrido que debemos estudiar
El desmoronamiento de la Unión Soviética nos deja amargas lecciones que debemos estudiar. Para construir la sociedad socialista es imprescindible la unidad del pueblo con su gobierno, y combatir de manera intransigente las mezquinas ambiciones, el enriquecimiento ilícito, la corrupción, el egoísmo, la doble moral y el oportunismo. Y como nos enseña el legado de Fidel, proteger por encima de todo nuestra política de principios, los que nunca deben ser violados porque ello conllevaría a la destrucción de la Revolución.
He escuchado en varias ocasiones que la revolución cubana era y es un milagro. Cómo sino, desde hace 66 años, pudo resistir un pequeño país subdesarrollado a solo 90 millas del imperio más poderoso y agresivo que hubiera existido jamás, emprender la senda de la soberanía y del socialismo y salir victorioso.
Para asombro del mundo, ocurrió un segundo milagro cuando la URSS colapsó, se desmoronaron todos los países socialistas europeos y Estados Unidos quedó como la única superpotencia. Pero entonces, Cuba pese a perder el 33% de su PIB y del 85% de su comercio exterior no se rindió y volvió a repetir la hazaña.
En ambas ocasiones nos salvó la existencia de un pueblo inteligente, rebelde y corajudo, que siempre en los momentos difíciles ha demostrado su enorme amor a la Patria y a Revolución y por supuesto el liderazgo de Fidel.
Ahora luego de sufrir los terribles efectos económicos causados por la pandemia y la crisis económica mundial, Estados Unidos recrudece la ilegal y salvaje guerra económica contra el pueblo de Cuba. Son titánicos los esfuerzos que se hacen para salvar a la Patria y a la Revolución y se cuida el no cometer los errores del llamado socialismo real.
Heredera de un pasado glorioso Rusia se recuperó, y fortaleció de nuevo como una gran potencia mundial y, junto con China, Irán, India, Sudáfrica, Venezuela y otros países asociados en el BRICS y la solidaridad internacional, nos apoyan y brindan una luz en el camino victorioso de nuestra épica batalla contra quienes desde siempre pretenden destruir a nuestra Patria. En este empeño sagrado de resistencia y creatividad frente a las dificultades, nos toca a nosotros construir una nueva victoria de Cuba, con la seguridad de que lo lograremos.