La Crisis de Octubre de 1962 fue la primera vez en que la humanidad se vio al borde de la guerra nuclear, y una demostración de la valentía del pueblo cubano para defender su independencia frente a una invasión de Estados Unidos, a riesgo de su propia vida.
Del 22 al 28 de octubre de ese año el pueblo cubano vivió en las trincheras, en Pie de Guerra como titularon los periódicos, con plena confianza en su Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y en la dirección de la Revolución, sabiendo que, ante los preparativos de invasión por Estados Unidos, estabandefendiendo el sagrado derecho a la independencia y la soberanía.
Quien tuvo la oportunidad en esos días de viajar de La Habana a Matanzas quedaría impresionado por las imágenes de miles de milicianos abriendo profundas zanjas sobre la Vía Blanca para impedir un eventual paso de tanques y vehículos invasores, del minado de los puentes y la construcción de trincheras.
Entonces hacía tres años y meses que había triunfado la Revolución Cubana y durante todo ese tiempo las autoridades de Washington intentaron derrocar al gobierno revolucionario en diversas formas, pero fracasaron, incluyendo la derrota sufrida por la invasión mercenaria en Playa Girón, en abril de 1961.
Esa derrota resultó sumamente humillante para el nuevo presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, y al decir de su hermano y algunos de sus asesores directos, ese fracaso no le llamó a la cordura sino a la revancha. Para ello aprobó un nuevo plan de operaciones encubiertas a fines de 1961, la Operación Mangosta, que debía aportar el pretexto para una nueva invasión a Cuba, esta vez directamente con las fuerzas armadas norteamericanas.
Ese objetivo fue conocido por la inteligencia soviética y la cubana y, al considerar los dirigentes soviéticos que Cuba no sería capaz de resistir una agresión militar directa de Estados Unidos, propusieron emplazar en la Isla un contingente de sus tropas, con cohetes nucleares de alcance medio capaces de cubrir el territorio de Estados Unidos, para impedir la agresión, pues ya no sería contra Cuba, sino una confrontación directa con la Unión Soviética.
A Cuba comenzó a llegar desde finales de junio y en julio una división equipada con cohetes nucleares de alcance medio e intermedio, compuesta por cinco regimientos, tres con cohetes de alcance medio del tipo R-12 (SS-4 según la denominación de la OTAN) y dos con cohetes de alcance intermedio R-14 (SS-5). Cada regimiento contaba con ocho rampas de lanzamiento y 12 cohetes, para un total de 40 rampas y 60 cohetes. El alcance de cada R-12 era de hasta 2 100 kilómetros y su potencia era de un megatón, equivalente a la detonación de un millón de toneladas de explosivos convencionales. Los cohetes R-14 llegaban hasta cuatro mil 500 kilómetros y la potencia de su carga nuclear era de 1,65 megatones, es decir, 127 veces más que la bomba de Hiroshima.
El 9 de octubre el presidente Kennedy ordenó incrementar los vuelos de aviones U-2 sobre Cuba, para obtener evidencias fotográficas y el 15 de octubre identificaron en los alrededores de San Cristóbal emplazamientos de cohetes de alcance medio SS-4 (R-12 para la URSS). Eso cambió la situación. En Estados Unidos hasta ese momento casi existía consenso a favor de una acción militar contra Cuba, cuando desconocían que, de producirse, hubiera elevado el riesgo al de una guerra nuclear mundial.
El 26 de octubre (viernes) a partir de la mañana se incrementaron los vuelos rasantes de aviones de Estados Unidos, lo que aumentaba el peligro de un golpe aéreo sorpresivo. Fidel tomó la decisión de que se disparara a todo avión que violara el espacio aéreo cubano a partir del día 27. Ese mismo día fue derribado un avión U-2 que había violado el espacio aéreo y volado a lo largo de la Isla. pereciendo el piloto, mayor Rudolf Anderson Jr.
Esa misma tarde, en Washington, se entregaba una carta del premier soviético, Nikita Jruschov, para el Presidente, en la que planteaba: «Si se dieran aseveraciones del Presidente y del Gobierno de los Estados Unidos, de que ese país no participará en la invasión a Cuba e impedirá a otros que realicen actos similares y si ustedes retiran su flota, esto cambiaría de inmediato (…) Entonces cesaría la cuestión sobre el armamento, ya que si no hay amenaza el armamento es una carga para cualquier pueblo».
Kennedy finalmente envió a Jruschov un mensaje de respuesta, considerando aceptable la propuesta “si ustedes retiran estos sistemas de armamento de Cuba, bajo la adecuada inspección por la ONU, y se comprometen, con las debidas garantías, a no introducir, en lo sucesivo, armamento de esta clase. Por nuestra parte nos comprometemos (…): a) a levantar rápidamente el bloqueo; b) a dar garantías de que Cuba no será invadida”.
Cuando la dirección cubana supo del acuerdo, hecho sin consultarlos, manifestó de inmediato su inconformidad, pues la garantía de la palabra del Presidente norteamericano tenía muy poco valor en la experiencia cubana. En la tarde de ese domingo el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz planteó sus conocidos “Cinco Puntos”, manifestando que: “No existirían las garantías de que hablaba Kennedy si, además de la eliminación del bloqueo naval que prometía, no se adoptaban las medidas siguientes: 1) Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económicas que ejercen los Estados Unidos contra Cuba. 2) Cese de todas las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, infiltración de espías y sabotajes. 3) Cese de los ataques piratas. 4) Cese de todas las violaciones del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos. 5) Retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos”. Los gobernantes norteamericanos se negaron a hablar sobre los cinco puntos.
El martes 30 de octubre U Thant, Secretario General interino de la ONU, viajó a La Habana para entrevistarse con Fidel Castro. En sus conversaciones quedaron delineadas las posturas firmes de Cuba en cuanto al necesario cumplimiento de los cinco puntos planteados por Fidel. Se reiteró que no permitirían ninguna inspección en territorio cubano para verificar la retirada de los cohetes pues Cuba no había violado ninguna ley internacional, y, en cambio, Estados Unidos si lo había hecho y nadie controlaría el cumplimiento de su palabra de no invadir a Cuba.
Las posiciones y planteamientos de U Thant en torno a la Crisis de Octubreinfluyeron en que el gobierno de Estados Unidos evitara una discusión amplia en la ONU sobre ella. Por concesión de los soviéticos la salida de los cohetes fue verificada en el mar, fuera de aguas jurisdiccionales cubanas.
En la Isla se cerraba este capítulo heroico hace 62 años, calificado por el Comandante Ernesto Che Guevara en su carta de despedida a Fidel, cuando dijo “sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días”.