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José Martí: vigencia y transcendencia en su andar con una lira, una pluma y una espada

José Martí: vigencia y transcendencia en su andar con una lira, una pluma y una espada
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José Martí basó su breve pero fecunda existencia sobre la base de principios que expuso en cartas, poemas, trabajos periodísticos, en otras obras y en discursos que pronunció.

Y a manera de ejemplo cabe citar lo que resaltó al referirse a cómo concibiera su actitud y labor en beneficio de los seres humanos y de modo muy especial de su pueblo.

Él señaló en una carta que le dirigió a Joaquín Macal, Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, país donde residió por algo más de un año, entre abril de 1877 y agosto de 1878: “La vida debe ser diaria, movible, útil; y el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo. No aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias. No estorbar a su país con abstracciones, sino inquirir la manera de hacer prácticas las útiles. Si de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que yo quiero es servir más. Mi oficio, cariñoso amigo mío, es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande.”

Su nacimiento se produjo en La Habana el 28 de enero de 1853. Tuvo una vida relativamente breve puesto que su caída en combate ocurrió el 19 de mayo de 1895 en la zona de Dos Ríos, en la parte oriental del territorio cubano, cuando contaba tan sólo 42 años.

José Martí: vigencia y transcendencia en su andar con una lira, una pluma y una espada

Pero más allá de su desaparición física él ha seguido estando presente en el pueblo cubano puesto que nos legó una obra política, literaria y educativa, y además de ser el Apóstol de la Independencia, es reconocido como el Héroe Nacional.

Por la significación de su vida y la vigencia de sus principios ha sido un hombre de todos los tiempos.

Acerca de ello el destacado escritor cubano Alejo Carpentier señaló en la intervención inicial del programa La Cultura en Cuba y en el mundo, que realizó en la emisora Radio Habana Cuba el 25 de octubre de 1964:  por ejemplo, sería difícil afirmar que en nuestro continente hubiese, en  determinado momento del siglo XIX, un hombre tan universal, de un pensamiento tan llevado a todos los ámbitos del mundo, tan conocedor de 

idiomas, de culturas, como fue nuestro José Martí. No pretendo con ello decir que hubiera hombres menos importantes, pero indudablemente que la figura de un José Martí resulta de una premonición, de un anticipo, de una preparación a la visión futura de Cuba, y a la visión de Cuba revolucionaria, constituyendo un caso como, realmente, se han visto muy pocos en nuestro ámbito americano en el siglo XIX. José Martí fue llamado el Apóstol de nuestras libertades, pero, también, podría haber sido llamado el Profeta, por cuanto la realidad cubana de hoy se hallaba implícita en su pensamiento.”

José Martí: vigencia y transcendencia en su andar con una lira, una pluma y una espada

También en un discurso pronunciado en  Nueva York, en 1896 en ocasión de cumplirse el primer aniversario de la caída de José Martí, Enrique José Varona, se refirió a la trascendencia de su vida y labor  y precisó al respecto:  “En todas las tareas que se impuso encontró siempre dóciles sus  múltiples aptitudes, porque esas varias y brillantes facultades, esas luminosas facetas de su gran inteligencia, convergían todas, como los radios al centro, a una facultad suprema, que las animaba y vigorizaba: el entusiasmo. Su portentosa fantasía desplegaba las alas a todos los vientos del espíritu, más no para vagar al acaso, con la facilidad gallarda del mero diletante; sino para buscar por cada rumbo lo mejor, lo más exquisito, la flor de perfección que soñaba, y que su corazón ardiente le hacía amar con indecibles transportes. Amó siempre su obra. He aquí el secreto de sus grandes éxitos. Era cada una la hija predilecta, en las horas de preparación y labor, y la concebía y la quería la más gallarda, la más hermosa, la más acabada

Abundó el patriota e intelectual cubano sobre nuestro José Martí: “No colocó su ideal en un mundo inaccesible. Quiso y logró esculpirlo en la roca de la realidad. Dio valor a cada situación de su vida, precio a cada trabajo. Hizo cada vez y en cada caso lo más y lo mejor que pudo. No hay regla de vida más alta, ni más fecunda.

Atravesó la vida como quien lleva en las manos antorcha y pebetero. Más cuando llegaba el caso, quitaba del cinto el hacha o bajaba del hombro la piqueta y las empuñaba con resolución. Quería alumbrar y perfumar; pero sabía que muchas veces es preciso antes descuajar el bosque, o acabar de derruir el edificio carcomido y ya inservible. Mas destruyera, preparara o edificara, todo lo hacía como si no hubiera de hacer otra cosa. Sabía que éste era el medio, el único medio de hacer al cabo la grande obra, que era el imán de su alma, la que sentía palpitar debajo de las otras, como se siente bullir el agua profunda en las entrañas de la roca.

Por eso fue su vida al parecer tan compleja. Peregrinó por el mundo con una lira, una pluma y una espada. Cantó, habló, escribió, combatió; dejó por todas partes chispas de su numen, rasgos de su fantasía, pedazos de su corazón; pero en cualquier ruta, por todos los senderos su vista estaba siempre fija en la solitaria estrella, que simbolizaba su honda y perpetua aspiración del hogar, y patria.

José Martí: vigencia y transcendencia en su andar con una lira, una pluma y una espada

José Martí constituye un símbolo para los cubanos y para múltiples hombres y mujeres de distintas partes del mundo, que lo sienten como fuente de motivación y enseñanza.

Y es que Martí hizo referencia a múltiples cuestiones, como por ejemplo el modo de actuar de los seres humanos, los valores a tener en cuenta y sobre todo llevarlos a la práctica, su amor por el mundo y por los pueblos.

También de modo muy especial José Martí patentizó el gran amor que sintió por su tierra natal y el orgullo que experimentó por ser cubano.

Precisamente en un trabajo titulado Cuerpo de Consejo, reflejado en el periódico “Patria” el 19 de agosto de 1893, aseguró que Cuba no andaba de pedigüeña por el mundo y agregó que “anda de hermana, y obra con la autoridad de tal.” 

Sobre las características específicas del pueblo cubano igualmente trató y en tal sentido a manera de ejemplo cito lo que detalló en el discurso que pronunció el 26 de noviembre de 1891 en la ciudad estadounidense de Tampa, que resulta identificado en nuestra historia con la frase que Martí lo concluyó, es decir  “Con todos y para el bien de todos”.

Detalló al resumir la trascendencia que le atribuía a la palabra cubano: ¡Se dice cubano, y una dulzura como de suave hermandad se esparce por nuestras entrañas…!”  

Resaltó, además, que no había palabra que se asemejase más a la luz del amanecer ni consuelo que se entre con más dicha por nuestro corazón, que esta palabra inefable y ardiente de cubano.

Unos meses después en otro discurso pronunciado el 17 de febrero de 1892 en el Hardman Hall de Nueva York, enfatizó que el  cubano es capaz del amor, que hace perdurable la libertad.

Y en un trabajo publicado en el periódico “Patria” el 7 de mayo del propio año resaltó que el cubano ama la gloria porque es capaz de ella y seguidamente enfatizó que ama a los que pasean por el mundo la gloria de su patria.

Nos corresponde, pues, como cubanos que admiramos la vida y enseñanzas de Martí, y que somos en la actualidad continuadores suyos; seguir teniendo presente a Martí, no sólo conociendo o citando sus principios sino de manera esencial tenerlo en cuenta en la labor que desempeñamos, hacerlo realidad fehaciente.

Dentro de unos meses se cumplirá el aniversario 130 de la caída en combate de José Martí.

José Martí: vigencia y transcendencia en su andar con una lira, una pluma y una espada

Él murió como señalara en uno de sus Versos Sencillos:

No me pongan en lo oscuro

A morir como un traidor

Yo soy bueno y como bueno

Moriré de cara al sol

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