Es conocido y cuestionado que, en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) las grandes potencias, como Estados Unidos, tienen derecho al veto de resoluciones contra el genocidio de Israel a la población palestina. Pero, tampoco es fácil entender el carácter no obligatorio (vinculante) para los países miembros de la ONU de las resoluciones de la Asamblea General, que durante más de 30 años ha condenado el genocida bloqueo a Cuba, principal causante de las enormes dificultades en que vive su población.
Estos dos dramáticos ejemplos muestran la inoperancia práctica del máximo organismo internacional, creado cuando la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de terminar, las naciones estaban en ruinas y el mundo quería la paz, por representantes de 50 países en San Francisco, Estados Unidos, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, del 25 de abril al 26 de junio de 1945.
En los siguientes dos meses, esos representantes procedieron a redactar y luego firmar la Carta de la ONU, que creó una nueva organización internacional: las Naciones Unidas, que, se esperaba evitaría otra guerra mundial como la que acababan de vivir, fomentaría las relaciones de amistad entre los países, el progreso social, la mejora del nivel de vida y los Derechos Humanos.
Nadie cuestiona el papel jugado por las Naciones Unidas para mantener la paz y seguridad internacionales, brindar asistencia humanitaria, proteger los derechos humanos y defender el derecho internacional, pero es evidente la incapacidad vinculante de sus resoluciones cuando afectan la política imperial de Estados Unidos.
Ejemplo de lo anterior es que el promedio de 31 votaciones anuales a favor de la resolución presentada por Cuba en condena del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los gobiernos de Estados Unidos desde 1962, es de 167,25 votos de países a favor en esos 62 años, con el voto aislado de Estados Unidos e Israel en contra y un numero insignificante de abstenciones cada año. Ese promedio a favor de la eliminación del bloqueo a Cuba es del 86,67 por ciento de los 193 paises miembros de la ONU, una mayoría abrumadora que no ha tenido ningún efecto concreto ante un acto criminal que sigue impune y evidente.
Los votos de las naciones a favor del levantamiento de una acción identificada como genocidio contra un pueblo por las propias definiciones del organismo internacional, fueron en ascenso cada año, desde los iniciales 59 votos en la primera Asamblea de 1992 hasta consolidarse en más de 180 votos a partir del 2005, mantenerse tres años en 191 votos desde el 2015 al 2017 y situarse luego por encima de 185, hasta los 187 del 2 de noviembre del pasado año, pese a las brutales presiones por parte de Washington ejercidas contra los gobiernos del mundo para intentar que modificaran su condena al bloqueo.
Los votos en contra han sido siempre de Estados Unidos e Israel, y solo el 2016 Estados Unidos se abstuvo de votar durante el Gobierno del expresidente Barack Obama, pero fue incapaz en su mandato de eliminar o suavizar ninguna de las regulaciones draconianas que forman el complejo andamiaje del bloqueo.
Los promotores del bloqueo, que engañosamente llaman embargo, dicen que es una mentira o una excusa. Es verdad que no todos los problemas actuales que enfrentamos los cubanos se deben exclusivamente al bloqueo, pues hay deficiencias, errores acumulados, burocracia, ilegalidades y corrupción que tenemos, y que el gobierno y el Partido luchan por eliminar, pero, el rol decisivo de ese genocidio despiadado nadie en su sano juicio lo puede negar.
Desde el 6 de abril de 1960, ¡hace más de 64 años¡, el memorándum del Vicesecretario de Estado Asistente para los Asuntos Lester D. Mallory, recomendaba al gobierno de Washington: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances, es la privación a Cuba de dinero y suministros para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.
Esta “recomendación” se convirtió en la política oficial de los 13 gobiernos que han ocupado la Casa Blanca desde1960, unido a las agresiones e invasión en 1961, el bloqueo en 1962, las posteriores “sanciones adicionales” y la inclusión de Cuba en la espuria lista de países patrocinadores del terrorismo. Todo esto unido son los instrumentos de una guerra abierta para asfixiar a nuestro país, alentar el éxodo de los jóvenes, promover desordenes y protestas, y socavar las esperanzas de un futuro de prosperidad que aliente a los países latinoamericanos y caribeños en su lucha por la verdadera independencia del poderoso vecino del Norte.
“No es permisible, legal, ni ético, que por décadas se someta a un país pequeño a una criminal política de asfixia, con daños económicos que superan los 164 mil 141,1 millones de dólares a precios corrientes y un billón 499 mil 710 millones de dólares teniendo en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro. Solamente entre el 1 de marzo de 2023 y 29 febrero de 2024, el bloqueo causó daños y perjuicios materiales a Cuba estimados en 5 mil 56,8 millones de dólares. Esto representa una afectación aproximada de más de 421 millones de dólares mensuales, más de 13,8 millones de dólares diarios, y más de 575 mil 683 dólares en daños por cada hora de bloqueo”, precisa el último informe de Cuba a la ONU.
En la práctica, las criminales limitaciones que imponen a Cuba las leyes de Estados Unidos para adquirir cualquier producto, como se hizo históricamente antes de 1962, obligan a tener un permiso de exportación del Departamento de Comercio, pagar en efectivo por adelantado, y sin la posibilidad de pago a plazos, como es práctica corriente en el comercio internacional. Tampoco tiene acceso a financiamiento privado o federal desde Estados Unidos, ni a créditos de ninguna empresa o institución bancaria de cualquier país, y muchos bancos se niegan a hacer transacciones de pagos procedentes de Cuba a empresas de sus países.
Existen muchos ejemplos dolorosos que han afectado la salud de la población cubana, como el bloqueo endurecido durante la pandemia mundial de la Covid-19, cuando nos impidieron comprar oxígeno en cualquier país poniendo en peligro la vida de los pacientes, o las prohibiciones de comprar insumos para producir medicamentos de vital necesidad para la población. ¡Hasta cuándo la comunidad internacional va a permitir un genocidio que mantiene al pueblo cubano en perenne lucha por la subsistencia, provoca la emigración de sus jóvenes, impide la atención debida a sus ancianos y estimula actos violentos en la sociedad!