Conversar con Freddy Moros sobre su vida y su obra resulta muy placentero. Ameno conversador, le place volver en su memoria a los días de sus inicios en la televisión cubana, cuando apenas tenía 20 años, y situarse en el presente, con 81 años, y el honor reciente aún de merecer la Condición de Artista de Mérito del ICRT 2024 en una ceremonia efectuada en el Memorial José Martí en noviembre pasado.
No es la primera vez que reconocen su labor siempre muy valorada por expertos y el por el público, pero este último galardón le resulta muy honroso, pues son pocos los periodistas que lo han recibido.
Freddy, con una muy meritoria trayectoria revolucionaria, productor, creador de programas estelares, documentalista, realizador, director de televisión, también fue profesor universitario durante ocho años –aún cuando reconoce que ahora la Academia ignora sus vastos conocimientos- ha dedicado 55 años de su vida a generar valiosos productos audiovisuales. Su primer acercamiento al entonces Instituto Cubano de Radiodifusión ocurrió el 20 de octubre de 1964 como especialista de la filmoteca. Era un joven alto y delgado, con el rostro adornado con su siempre acompañante bigote, entonces tan oscuro como sus cabellos y aquel fue el primero de sus pasos por distintos departamentos. En todos aprendió hasta convertirse en un hombre de la televisión.
Sigue siendo aquel muchacho al que encontrabas en cualquier sitio de la isla o en el exterior, buscando lo mejor para devolverlo al público envuelto en un atractivo formato visual. El Freddy de aquellos tiempos sigue usando su bigote –su sello personal- ahora emblanquecido y puente de la palabra sincera y amiga. Continúa siendo el joven rebelde, dispuesto a decir sus verdades en el escenario impuesto y a continuar en la batalla de difundir sus ideas y criterios mediante conferencias, conversatorios. A participar como jurado en concursos periodísticos en La Habana y el resto de las provincias que soliciten su colaboración. Hilvana ideas pensando en otros libros. Es una persona ocupada y preocupada por dejar –de hecho lo hace en el presente- un legado para los que seguirán su camino profesional, no exento de sacrificios.
Puede decirse que para la pantalla pequeña ha desbordado su inteligencia y buen gusto desde que tuvo la oportunidad de ganarse un lugar en los espacios creativos.
Aprendió de los mejores
Freddy tiene, entre sus valores personales, el de ser una persona agradecida. Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana, siente un respeto enorme por quienes le transmitieron sus saberes y experiencias como profesionales. Personas sencillas, que nunca dudaron en tenderle la mano. Y amigos jóvenes entonces como él con quienes compartía vivencias. Recuerdos que siempre le acompañan de sus diálogos con otros excelsos profesionales, como José Rodríguez Méndez, Rafael Cuello, Reynaldo Infante, Antonio Resilles, su contemporáneo, entre otros que hicieron historia en la televisión. Ellos le transmitieron lo mucho que ya sabían del medio e influyeron de manera directa en su obra. Son tres generaciones, argumenta, las que han pasado por esos espacios, con un periodismo integral, pues conocían los secretos del medio. Escribían, dirigían, sabían hacer bien las cosas, no las banalizaban como suelo ocurrir ahora en muchas ocasiones. Quizás por eso lamenta que ahora no pueda entregarles a los estudiantes sus conocimientos por razones que carecen para él de alguna explicación. Fue esa Universidad donde ejerció como Profesor Titular Adjunto y fue responsable de la Cátedra Audiovisual la que le pidió apoyo durante el llamado Período Especial de la economía, la misma que ahora desechó su presencia en las aulas. ¨Al parecer se olvidaron de mi¨, precisa con preocupación.
Su labor educativa lo llevó a impartir conferencias y cursos a México, Nicaragua y España.
Voy a cualquier lugar
Con más de una decena de libros publicados, a Freddy le gustan los recuerdos de su quehacer profesional, que comprende desde cargos importantes, como fundador del canal TeleRebelde en Santiago de Cuba, director del Noticiero Nacional de la Televisión y con igual cargo durante cinco años del programa Crónicas de viaje –por citar algunos ejemplos-. Realizó varios viajes internacionales, como su visita a Panamá, donde recorrió el Canal, a la República Democrática de Corea del Norte, Belice o Japón. O su entrevista, nunca olvidada al general panameño Omar Torrijos, entre otros grandes que respondieron sus preguntas. O los cinco meses que pasó en el Océano Pacífico para reflejar la vida de los marinos cubanos. Con aquellos abnegados trabajadores recorrió miles de kilómetros de ese mar profundo. De aquel viaje nacieron la serie de crónicas con la que además de la satisfacción personal por un buen producto televisivo, recibió premios y menciones locales e internacionales.
La televisión ahora
Reconoce que hay jóvenes valiosos en los actuales noticieros, pero que, sin embargo, también aparecen quienes carecen incluso de una correcta imagen. No todo el mundo lee bien, o se expresa de una manera correcta. En la televisión, según su opinión, hay que tener, como en otros medios, un nivel cultural alto, un sentido de la improvisación, un buen gusto para vestirse, saber hablar y leer de manera correcta.
Respecto a los actuales productos televisivos y su reiteración en la parrilla de los distintos canales nacionales, explica que la televisión es reiterativa en sus esencias, pues hay que partir del criterio de que quienes no ven un noticiero en un horario lo hace en otro. Entonces, por qué la teleaudiencia se queja tanto de las repeticiones continuas. Para este experto, lo que ocurre en la actualidad es que no se refrescan las emisiones, y no se actualizan las noticias cuando la vida demuestra que en seis horas entre un espacio de noticias y el otro los acontecimientos pueden cambiar y hay que reflejarlo.
En su opinión, la reiteración televisiva es una práctica internacional, pero los directores de los noticieros cubanos olvidan, al parecer, que una noticia de continuidad debe ser enriquecida. Si el que dirige no tiene esas maldades entonces aburre al público. Al menos así lo considera.
Para el Grupo Asesor de la Unión de Periodistas de Cuba es un privilegio tenerlo como miembro ahora y antes su presidente. Sabemos cuánto trabajo y aún lo hace para que los jubilados-trabajadores de ese Grupo sean reconocidos como merecen por una sociedad que aunque, avejentada, no aprecia cómo debía, el tesoro que aún permanece a su lado.
A Freddy Moros, desde esta revista, representante de todos los que oficialmente están jubilados, que no retirados, le felicitamos por este nuevo galardón que reconoce sus valores humanos y profesionales.
Él es un artista, profesor, escritor, amigo y hermano De Mérito del periodismo cubano.