Recuerdo que ese día de 1979 fui al aeropuerto José Martí a despedir a doña Carmen Quidiello la compañera de Juan Bosch. Ella había venido a Cuba a atenderse en el CIREN y conversaba con ella cuando un amigo me aviso que ese día volaría a Miami ya liberado Antonio Soto Rodríguez el piloto que se había llevado de Cuba al dictador Fulgencio Batista.
A continuación reproduzco el dialogo que mantuve con él. Soto había ingresado en las Fuerzas Armadas de Cuba en 1930, alcanzo el grado de teniente coronel y era el piloto del presidente de Cuba Lo llamaron por teléfono para que preparara un avión con capacidad para unas cincuenta personas porque el dictador viajaría con su esposa de entonces, sus hijos y algunos de sus compinches, así como con millones de dólares robados al tesoro público cubano.
Soto preparo para ese viaje un aparato de la Empresa Aerovias que originalmente volaría a los Estados Unidos, pero en medio del viaje el dictador le pregunto si tenían gasolina para viajar a otro país. Soto le dijo a Batista que sí, que podían volar a otro país y el dictador le pidió que cambiara el rumbo, se dirigiera a República Dominicana y aterrizara en el aeropuerto militar.
Precisó en la entrevista para Radio Habana Cuba que salieron aproximadamente a la una de la madrugada del primero de enero de 1959. Me dijo que él no le había podido avisar a su familia. Le pregunte si no sabía que el régimen se desplomaba y me respondió que a ellos se le había dicho que quedaría una Junta Militar al frente del gobierno de Cuba y que no tendrían problemas con la justicia.
Reconoció en la entrevista que el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo le dio la orden de volver a Cuba el 13 de agosto de 1959 llevando armas y mercenarios, entre ellos Roberto, hijo del coronel Martin Pérez y también al hijo del alcalde de La Habana, Justo Luis del Pozo. Se trataba de un avión bimotor cargado de armas y mercenarios. Le pregunte porqué había vuelto a Cuba en esas circunstancias y me respondió que en Santo Domingo se la arrancaban a cualquiera que desobedeciera las ordenes de Trujillo y que su misión terminaba dejando en Trinidad a los mercenarios y las armas, pero fue herido y capturado por las Fuerzas Armadas Revolucionaras.
Le pregunte si sabía que por sus acciones contrarrevolucionarias merecía dos penas de muerte y reconoció que si le habían impuesto esa condena, pero le fue conmutada la pena por la de treinta años y al final y por la magnanimidad de la Revolución había cumplido poco más de once años y ahora volvería al encuentro con su familia gracias al diálogo iniciado en 1978 por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz con la Comunidad Cubana en el exterior.
Por los funcionarios del Minint supe que había sido ejemplar la conducta en prisión del piloto que se había llevado al dictador Batista de Cuba y siete meses después había vuelto a Cuba en otro avión enviado por Trujillo con armas y mercenarios para derrocar una Revolución que el pasado primero de enero cumplió 65 años de victorias frente al imperio yanqui a pesar de sus errores.