EL MAYOR DESAFÍO QUE HAN TENIDO LA CULTURA Y LA SOCIEDAD CUBANA (II)

En el planeta, el mercadeo de libros está sufriendo la continua desaparición de las pequeñas librerías y la disminución de sus ventas, pese a que se comercian tanto en el soporte tradicional de papel como en el digital (e-book) y hasta en parlantes.

La mayor parte del sector está en manos de las grandes corporaciones y operadores globales, quienes también realizan la comercialización por internet. Es de destacar que, en proporción, de acuerdo con datos conocidos aumenta la publicación de libros con contenidos intrascendentes.

De manera programada las corporaciones occidentales hegemónicas del libro gastan cuantiosos recursos para promover en busca de ganancias los llamados best sellers, la mayoría son textos de escasa calidad literaria, lo que responde a la seudocultura que intentan con gradual éxito extender por el mundo.

El libro en la mayor parte del mundo es un negocio. En Cuba, es valorado en primer término, como un producto cultural, aunque asimismo es considerado una mercancía. Pese a su alto coste, el Estado lo subvenciona aplicando una política que niega su mercantilización.

La actual crisis económica y el bloqueo que afecta las importaciones de papel han afectado con enorme fuerza a la publicación de nuevos libros y con ello a la infraestructura y a los autores, editores y a todo el personal que labora en el sector. Debemos señalar que es débil la promoción de los nuevos libros a través de la prensa escrita, en la tv y en la radio.

A diferencia de etapas anteriores, es casi imposible ver a un cubano portando o leyendo un libro en público, ni en las largas esperas que el pueblo debe hacer en las más disímiles gestiones. En casi todas las viviendas han desaparecido los pequeños libreros surgidos con la explosión cultural que sobrevino con la Revolución y a veces no se encuentra en ellas siquiera un diccionario o una revista. Hablar de literatura no está de moda entre los jóvenes y sí, el conversar sobre los más modernos celulares, sus aplicaciones y por supuesto su precio. Los más modernos y costosos elevan la popularidad de su poseedor.

Muchos jóvenes de hoy, se hallan imposibilitados de distinguir y complacerse con la lectura y las verdaderas manifestaciones de la cultura. Muestra de esto es que una parte no desdeñable de ese sector etario en Cuba, no conoce la literatura clásica de aventuras y sus principales autores. Por primera vez en mucho tiempo se escucha expresar personas casi con satisfacción y hasta despectivamente, que no leen absolutamente nada, ni siquiera periódicos o revistas. Pero esto ocurre también con otras manifestaciones artísticas como el cine, las artes plásticas…

Las familias no son ajenas a esto. Existen padres que han perdido la costumbre de leer, y no comprenden la necesidad de crear los hábitos de lectura en sus hijos, les permiten el manejo indiscriminado de los dispositivos digitales, y hasta se ufanan de la destreza con que lo hacen incluso antes de aprender a leer, sin percatarse de lo peligroso y negativo de estas prácticas sin control.

Las causas de este complejo proceso de acelerados retrocesos culturales, pérdida de identidades, idiotizacion y despolitización, que se manifiesta en el mundo, no han sido sólo la revolución digital en la información y las comunicaciones y de la mengua del libro.

Ha intervenido, con suma fuerza también Estados Unidos, auxiliado por el llamado occidente imperial y neocolonial, con una estrategia y programas de guerras hibridas: cultural-mediática-sicológica. Estados Unidos y el occidente colectivo, necesitan un mundo globalizado y neoliberal y una humanidad enajenada, idiotizada, que, bajo el acelerado predominio de las tecnologías digitales, unido a otros factores vayan en la dirección de eliminar la espiritualidad y lograr la deshumanización de la sociedad.

Ante los profundos cambios geopolíticos que ocurren actualmente en el mundo, los gobiernos de EE.UU., y sus aliados al percatarse de la visible decadencia de su hegemonía, redoblan sus esfuerzos por ampliar su increíble y futurista estrategia mundial de dominación de carácter subjetivo en todo el mundo.

Esta estrategia tiene diversos objetivos: el primero es convertir a los seres humanos en idiotizados analfabetos funcionales. Imponen una cultura forastera, enajenante, banal y homogénea, para impedir que los pueblos conserven una cultura integral propia y puedan desarrollar un pensamiento crítico, para así dominar y manipular sus mentes.

A la par, planean con progresivo éxito, hacerles perder a los pueblos sus identidades y tradiciones culturales. De igual modo usan las banderas de la democracia y los derechos humanos, y el retorcido subterfugio del odio por razas, religiones, géneros para fanatizar a los pueblos y así crear la división, la ingobernalidad, la polarización, entronizar el caos, desatar guerras en su provecho y con ello apagar las luchas legítimas de los pueblos por sus derechos.
Solo si comprendemos el poder de esta estrategia y programas de guerras hibridas podemos explicar que en el siglo XXI, millones de personas rechacen el uso de las vacunas, que rebatan la teoría evolucionista de Darwin, o que nieguen la redondez de la Tierra.

Cómo entender que en unas pocas semanas, se construya teatral y sólidamente en el imaginario popular de centenares de millones de europeos supuestamente cultos, el aberrante fenómeno mediático-social-sicológico denominado como “rusofobia”, construido en laboratorios occidentales, el qué ha logrado en algunos sectores un desatinado y masivo rechazo al pueblo ruso y a su rica cultura milenaria, que incluye contra toda lógica elemental el renegar de afamados e ineludibles escritores y artistas rusos fallecidos en pasados siglos, como Dostoievski, León Tolstoi, o Tchaikovski.

Para ello cuentan con sus mega plataformas digitales: Apple, Microsoft, Amazon, Google, Facebook, su monopólico sistema internacional de medios y agencias informativas y su poderosísima y hegemónica industria audiovisual de entretenimiento, auxiliados por la ciencia y las tecnologías digitales y sus colosales recursos económicos.

Estos son fenómenos que no tienen un carácter temporal o transitorio, dado que están en línea con la estrategia de crear una sociedad de seres humanos infantilizados y despolitizados y estas deformaciones pueden llegar a ser irreversibles si los pueblos no toman conciencia y se oponen.

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