EL FARO DE THRIDARANGAR

No apto para claustrofóbicos ni para los que padecen de vértigos, así es uno de los lugares más remotos de la Tierra: el faro de Thridarangar, Pridrangarr, o Þrídrangaviti, considerado el más inaccesible y aislado del mundo, ubicado al sur de Islandia país localizado en el extremo noroeste de Europa.

Se trata de un conjunto de tres peñascos estrechos, que emergen solitarios en las aguas del Atlántico Norte; el fanal se alza sobre el más alto de esos farallones, nombrado «Stóridrangur», el cual está acompañado por otros dos promontorios: el «Þúfudrangur» y el «Klofadrangur», situados a unos 10 km del litoral sur islandés, al oeste de las islas Vestmannaeyjar, o Westman; el conjunto de caseta y linterna sólo mide 4 metros de alto y se encuentra a 34 metros sobre el nivel del mar.

También llamado «el faro del fin del mundo», su construcción terminó en 1939, cuando no existían helicópteros, por lo que fueron contratados escaladores expertos para subir al risco, llevar los materiales de construcción al lugar y levantar la edificación. Desde su fabricación los fareros tenían que vivir en el peñón, pues sólo podían salir y entrar los pocos días en que el mar estaba en calma.

En el presente todos los procesos están automatizados y se llega allí en helicóptero, gracias a una pequeña plataforma para recibir aeronaves, aunque no se encuentra abierto al turismo, por lo que la única forma de apreciar la construcción es observar la luz, que se observa a una distancia máxima de 16,6 km, o realizar un recorrido en barco por la zona. 

Ochenta y cinco años después de su construcción, el faro de Thridarangar, o Þrídrangar aún sigue activo allí, solitario, sobre un acantilado rocoso extremadamente empinado y peligroso, enfrentando las olas que chocan contra la enorme roca, como desahogo de la furia contenida en las aguas del Atlántico Norte.

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