Cuando se estrenó –hace ya algunos años- la película Arma Letal, de Richard Donner, fueron muchos los cinéfilos que acudieron raudos a los cines e hicieron largas colas para verla, quizás entusiasmados por ser una película de acción o por la amplia publicidad que previamente se hizo sobre ella.
El término letal, está asociado a la muerte, pero cuando se dice no letal, desde el punto de vista etimológico, ello significa lo contrario: no la provoca.
Desde finales del siglo XX, por lo general, muchas de las guerras que hoy se suceden en el mundo no enfrentan grandes ejércitos en el campo de batalla, emplean medios tecnológicos sofisticados, así se utilizan los aviones teledirigidos para bombardear zonas lejanas de su puesto de control. Se trabaja en el desarrollo de robots, robótica militar que, según sus autores, se portan bien y hacen el conflicto más “seguro para los humanos”.
Se plantea que en lo que se ha dado por denominar “guerra limpia”, ello implica la utilización de una nueva generación de armas destinadas fundamentalmente a mutilar, paralizar o inmovilizar al adversario léase, “armas no letales” y se dice que ello nació “de la colaboración de escritores de ciencia ficción (Chris y Janet Morris) y de futurólogos (Alvin y Heidi Toffler), con el ex director de la CIA Ray Cloine y el coronel John Alexander”.
Para algunos, este tipo de “armas no letales” la definen, eufemísticamente, como “sistema de armas concebidas y empleadas para incapacitar efectivos o materiales, minimizando las muertes, las heridas permanentes y los daños involuntarios a las propiedades del entorno”.
Todo lo descrito se pudiera resumir a partir de lo planteado, en su momento, por la parlamentaria sueca Maj Britt’Theorin, de la UE, en los finales de la década del noventa del siglo pasado y que mantiene plena vigencia: “el hecho de que estos tipos de armas se conozcan con la denominación de “no letales” pretende presentar estas armas como más humanas que las armas convencionales-pero no hay armas humanas.
La utilización de un tipo de armas constituye un peligro de daños o muerte que es precisamente el objetivo de las armas. Las denominadas armas no letales se aplicarían en los primeros momentos de un conflicto y pueden en si mismas ser la causa del conflicto”.
Otro de los peligros del uso de las armas denominadas no letales, es que actualmente no existe una legislación, ni ningún tratado internacional que impida su uso y por tanto, están al libre albedrío de sus productores y empleadores y de existir se violan constantemente por muchas naciones agresoras.
La realidad es una, sean las armas letales o no: la Humanidad tiene derecho a construir un mundo mejor y ellas constituyen un peligro para ello.
Más de 50 años de ejercicio del periodismo en órganos nacionales y locales de Cuba y de experiencia profesional en el campo de la comunicación, en especial de la Comunicación Comercial. Fue director de la Revista Juventud Técnica. Atendía la Sección de C y T en Juventud Rebelde en la década de los 60 y escribía sobe el tema en el Periódico El Mundo. Mantuvo en Radio Progreso un programa de Ciencia y Técnica. Desde hace una década escribe sobre tema de C y T en Radio Arte.