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Adigio Benítez: su arte puesto al servicio del periodismo

Adigio Benítez: su arte puesto al servicio del periodismo
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El maestro de la plástica cubana Adigio Benítez, galardonado en Cuba y en el extranjero por su exquisita obra, siempre mantuvo una reconocida vinculación con los medios de comunicación, en los que se desempeñó como dibujante y caricaturista desde que era un joven que había abrazado las ideas marxistas. 

Benítez, nacido en Santiago de Cuba en 1924 y fallecido en 2013, estudió en la Academia de San Alejandro, luego del traslado de su familia a La Habana. Tuvo que esforzarse mucho este hombre de andar pausado y agradable conversación, enamorado de los pinceles y de la creación, para graduarse en la emblemática escuela en 1949. Su situación económica no le permitió ir más aprisa.

Sus primeros trazos en la gráfica política aparecieron en el semanario Mella y La Voz del Pueblo. Pero su gran oficio como dibujante –que devendría en una proyección pictórica inimitable-, comenzaría el mismo año en que obtuvo su título en San Alejandro en las páginas de Noticias de Hoy, órgano del Partido Socialista Popular.

Poco después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 por Fulgencio Batista, apareció en las páginas de Hoy uno de los considerados dibujos políticos más sobresaliente de la época, en el que se observan dos botas, una militar, y otra camuflada en los pantalones a rayas que caracterizan al Tío Sam (personaje que representa a los Estados Unidos) pisoteando la Constitución cubana de 1940.

 Denuncia política directa que mantuvo desde la prensa y su vida clandestina durante los años de la dictadura batistiana (1952-1959). En esos años pintó al asesinado líder azucarero Jesús Menéndez en diálogo con campesinos y obreros agrícolas. El negro rostro de Jesús, firme y sereno, transmite la fuerza de aquel dirigente de uno de los sectores más poderosos y a la vez explotados por la élite capitalista cubana. Pero también hizo carteles y vallas contra la opresión del tirano.

Caricaturista político en Hoy y luego en Granma, periódico del que fue fundador y donde trabajó hasta los últimos días de su vida como director artístico. Siempre sentado ante su espléndida mesa, con una lámpara de luz brillante sobre su cabeza, manejaba el pincel con destreza, mientras un coro se hacía a su alrededor para contemplar la obra que vería la luz en el periódico de la mañana.

Cada día el célebre pintor entraba a la redacción central de Granma en torno a las 4.00 p.m., una hora crucial para determinar qué sería publicado, en qué debía enfocarse ese día. Luego de que cerrara la primera edición, muchas veces sin un horario fijo, pero siempre pasadas las 10 o las 11 p.m. era que Benítez volvía sobre sus pasos, quizás a iniciar o terminar una de sus luego famosas obras pictóricas en lo que él consideraba la mejor hora para hacerlo: la madrugada. Nunca faltó al laborioso trabajo en el periódico.

Este comunista modesto, casi silencioso, siempre estuvo dispuesto y listo para enfrentar cualquier situación en el entramado artístico de Granma, donde compartió con quienes consideraba sus hermanos. En ocasiones, debía esperar el arribo de los reporteros para determinar la mejor fotografía, el dibujo apropiado, la caricatura irónica que graficarían los textos.

Creció como pintor de voz única este pintor de honduras proféticas, y al que el poeta Fayad Jamís llamó ¨de buena raza¨, fiel a sus principios y a los medios de prensa en que desplegó su talento y riqueza creativa.
Premio Nacional de Artes Plástica y de la Enseñanza Artística, para quien pintar era una necesidad vital, ¨como lo es respirar o calmar la sed¨, solía decir, era también un enamorado de lo cubano. Siempre en su obra aparecía Cuba, a la que calificaba de ¨Maravillosa Isla¨.

Aquel dibujante político que dio vida a los retratos de los líderes revolucionarios Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena fue secuestrado por la policía batistiana en 1958 y apresado durante tres meses antes del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959. Cuando le preguntaban sobre aquellos años oscuros de la vida nacional decía ¨me ha tocado vivir una época excepcional¨.

Merecedor de la Orden Félix Varela de primer grado que otorga el Consejo de Estado, en su currículo aparecen una treintena de exposiciones personales y 150 exposiciones colectivas. Pintó cuatro murales en Cuba y dos en México. Jurado de salones y concursos de pintura. Premiado en concursos nacionales e internacionales, entre ellos el de la Bienal de la Pintura Realista Comprometida, en Sofía, Bulgaria. También publicó cuatro cuadernos de poesía.

Para Adigio, trabajar en la prensa progresista de los años 50 y luego en Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, era un orgullo.

En el gremio periodístico recibió en 1963 la Orden Alfredo López, del Sindicato de la Prensa y el Libro, por 25 años o más de labor en el sector.

Durante siete años consecutivos (1969-1975) fue periodista destacado en el periódico Granma; recibió el Diploma ¨25 años en el periodismo¨ y el Diploma ¨Raúl Gómez García¨ por más de 30 años en el sector del Arte y la Cultura.

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