3ra Edición

2da Temporada

Juventud y experiencia, fórmula que debiera aplicarse en la prensa

Juventud y experiencia, fórmula que debiera aplicarse en la prensa

La conocida canción del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque tiene mucha sabiduría incluida y, en la crisis demográfica que enfrenta Cuba con tendencia a agudizarse en los próximos años, puede ser también una fórmula que contribuya a resolver problemas actuales de la prensa y potenciar su desarrollo.

Las cifras demográficas del país son seguramente conocidas pues se han divulgado bastante por fuentes oficiales. No es noticia decir que para el año 2030 los cubanos de la tercera edad representarán el 30 por ciento de la población del país que no sobrepasará entonces los 10 millones. O que el envejecimiento de la población se produce de forma paulatina y en ese fenómeno mundial intervienen, la fecundidad, la mortalidad y las migraciones, variables que, en acción combinada en el tiempo, determinan el crecimiento y la estructura por edades de la población.

Juventud y experiencia, fórmula que debiera aplicarse en la prensa

Pero, tal vez algunos se pregunten cómo se refleja ese fenómeno en la prensa cubana y las cifras son elocuentes. Bastaría como un adelanto decir que ya el país tiene 837 periodistas jubilados que, por ley, son mayores de 65 años los hombres y 60 las mujeres y muchos tienen más de 70 años aunque su mente es joven aún.

En relación con el total de 3660 miembros de la Unión de Periodistas de Cuba, al cierre del último Congreso, los jubilados equivalen a un 22.86 por ciento, proporción respetable. Pero, si nos atrevemos a estimar que, aproximadamente, unos 2500 de los restantes 2823 miembros tienen 50 años o más, llegando a porcientos superiores al 80 por ciento de los periodistas en ejercicio, entonces ya el tema es aún más preocupante.

Juventud y experiencia, fórmula que debiera aplicarse en la prensa

Similar situación tienen otros sectores del país para los cuales también es válida la canción de Almeida cuando advierte que cuando se tiene juventud falta experiencia, pero cuando se tiene esta última entonces falta juventud.

Lo anterior nos lleva a una conclusión inevitable: hay que aprovechar más a los jubilados, como se hacía siempre en los centrales azucareros donde “los viejos” con sólo oír el sonido de la molienda sabían si algo andaba mal y dónde estaba el problema.

Todos los periodistas que peinan canas recordarán que cuando comenzaron en esta fascinante profesión (que algunos llaman oficio y otros un sacerdocio que dura toda la vida y ocupa todos los momentos del día), siempre nos daban un consejo: “cualquier duda pregúntale a fulano que es el de más experiencia y con cuyas críticas o consejos hemos aprendido todos”.

Lamentablemente, por lo general, eso no ocurre ahora, al menos en la mayoría de los medios salvo alguna honrosa excepción. Algunos nuevos ingresos procedentes de la universidad al parecer se creen poseedores de la verdad absoluta y tienden a desestimar cualquier consejo de un veterano periodista, universitario o hecho Doctor por la vida, porque “ni siquiera está familiarizado con los modernos programas informáticos y se traba para acceder a las posibilidades de los celulares”. La cita no es arbitraria, la he escuchadovarias veces.

Es posible que en muchos casos eso sea cierto, pero nada justifica errores que la inexperiencia facilita y es un error olvidar que esos “viejos” enfrentaron momentos quizás tan difíciles o peores que los actuales, incluyendo la intervención de la prensa reaccionaria al triunfo de la Revolución, la invasión de Playa Girón, numerosas agresiones y actos terroristas, el período especial en tiempo de paz, y que “sacaron candela” durante décadas con las máquinas de escribir, los teletipos y las radiofotos para combatir la guerra ideológica y las campañas de desinformación mediática de las grandes agencias de noticias, que no son un invento reciente pues han estado vigentes desde antes del 1 de enero de 1959 pero se acentuaron con el triunfo revolucionario y actualmente con el empleo de las redes sociales en Internet.

Inconcebible ante esta situación es que, en algunos medios, han puesto muchas excusas para negarse a recontratar a jubilados, con argumentos que podrían tener una fácil solución ahora con las facilidades de Internet para el trabajo a distancia, y prefieren tener decenas de plazas vacías en espera de jóvenes que, en algunos casos, dejan el sector cuando les surge una propuesta de otra actividad con mayor remuneración. Sin mencionar que una parte de esos veteranos, después de trabajar toda su vida en defensa de la Revolución, reciben ahora una pensión inferior al salario mínimo vigente, lo cual es imperativo enmendar.

Se hace imprescindible citar al Comandante Almeida, ese que en medio de un cerco enemigo tras el desembarco del Granma cuando parecía que todo estaba perdido gritó “Aquí no se rinde nadie c….” y el mismo que todos los sábados se parqueaba solo con su chofer en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba con la puerta de su jeep abierta para hablar con todos los que desfilaban para saludarlo y contarle cualquier cosa y estar así informado de todo de primera mano, y que siempre apoyó el papel crítico de la prensa revolucionaria ante las ineficiencias.

Su famosa canción citada al inicio debe inspirar a nuestro sector a unir en un solo bloque a los nuevos y a los viejos, para hacer que la juventud y la experiencia hagan florecer el periodismo que necesita la Revolución, en este difícil momento que atravesamos y propinar juntos una nueva derrota a los enemigos de siempre.